¿A dónde va la innovación social, y con quién?

La producción de soluciones comienza a ser un proceso colaborativo y abierto a la participación ciudadana

Hace ya bastante tiempo que al hablar de innovación, referimos a la innovación tecnológica o empresarial. Sin embargo, últimamente la innovación social es un término que comienza a aparecer más en los buscadores web, programas de gobierno, objetivos de organizaciones no gubernamentales, y estudios académicos. Cada vez más se va incorporando al vocabulario de la ciudadanía en su conjunto.

¿Y por qué sucede esto, qué tiene la innovación social que ha comenzado a ser el centro de tanta atención? Porque está comenzando a demostrar de lo que es capaz, de encontrar vías alternativas para generar soluciones novedosas a problemáticas sociales que el establishment no ha sido capaz de solucionar. La innovación social se abre camino en una época de profundos cambios que se están generando en nuestras sociedades, donde los poderes económicos y culturales se están desplazando de norte a sur, de empresa a consumidor, y de los gobiernos a los ciudadanos.

La innovación social se diferencia de la innovación de negocios, porque ésta última está motivada por la maximización del beneficio económico, mientras que la innovación social persigue la satisfacción de necesidades sociales. Esto, a primera vista, hace a ambas formas de innovación bastante distantes, inclusive se podría llegar a pensar que nada tienen en común. Lo cual ha sido cierto, hasta que hace unos 10 años la innovación social comenzó a cambiar.

La resolución de problemáticas sociales necesitó innovarse, pasar de un modelo “caritativo” a un modelo autosostenible, y comenzaron a incorporarse dentro de los emprendimientos sociales las experiencias de modelos de negocio que habían resultado exitosas en el campo de la empresa. La aplicación de herramientas económicas y financieras rudimentarias dio paso a la aplicación de modelos de negocio innovadores que incrementaron la maximización de beneficios sociales.

En innovación social cada vez más las ideas funcionan como modelos de negocio, pero orientadas a maximizar beneficios sociales.

Existen ejemplos paradigmáticos de la aplicación de modelos de negocio a la innovación social, tal es el caso de los microcréditos, o los negocios sociales. Dentro de éstos últimos encontramos, por ejemplo la iniciativa del yogurt Grameen-Danone (ver video). Esto, no debe confundirse con la Responsabilidad Social Corporativa de empresas que buscan volcar cierto porcentaje de sus beneficios económicos a fines sociales. Ahora, en lugar de buscar cómo agregar un componente social a las empresas, algunas empresas se crean estrictamente para crear un bien social.

Y, a futuro ¿dónde podremos esperar el mayor surgimiento de innovadores sociales? La crisis económica y financiera que se desató hace ya casi cinco años en las economías desarrolladas, ha generado un desplazamiento del crecimiento a los “márgenes” de la economía. Ahora, el crecimiento económico mundial está siendo posible por el desarrollo de economías emergentes tales como China, Brasil, México, India, Sudáfrica o Nigeria, que ven incrementadas sus clases medias. Dentro de 20 años, los mil millones de ciudadanos de clase media de las economías desarrolladas, se verán superados por los tres mil millones en las economías emergentes, según estudio de OCDE. En la economía del mañana, las clases medias de éstos países serán una nueva fuerza en el escenario internacional y los principales agentes innovadores económicos, sociales y culturales. De modo que, Iberoamérica se posiciona como una de las regiones semillero de innovación social.

Pero el poder futuro de la innovación social no reside únicamente en la incorporación de modelos de negocio para beneficios sociales, sino también en la utilización de tecnologías 2.0 y medios digitales. La innovación social tradicional, está dando paso a una “innovación social participativa”, donde el proceso innovador de producción de soluciones comienza a ser colaborativo y abierto a la participación ciudadana.

En este nuevo escenario, los innovadores sociales se transforman en agentes de contrapoder a los negocios globales de mera maximización de beneficio económico, haciendo partícipes en el proceso innovador de mejora del bienestar social a ciudadanos y consumidores.

Consientes de la importancia que esto tiene para nuestras sociedades, desde Ciudadanía 2.0 hemos iniciado una línea de acción para fomentar la innovación social participativa en Iberoamérica, como un área fundamental de trabajo con gobiernos, redes digitales, sociedad civil y academia.

Pablo Pascale | Ciudadanía 2.0