La principal amenaza de las granjas acuáticas son las enfermedades infecciosas. Normalmente se emplean antibióticos y vacunas, pero hay bacterias resistentes que enferman a los animales y causan pérdidas millonarias a los acuicultores. Claudia Ibacache, una joven química farmacéutica chilena, parece haber dado con la clave que permitiría reducir la virulencia de los microbios y al mismo tiempo acabar con el uso masivo de químicos que dañan al medio ambiente.
Ibacache, de 27 años, especializada por la Universidad de Valparaíso, es una de los diez innovadores menores de 35 años reconocidos este año por la revista MIT Technology Review.
Su aporte cobra más valor al ser Chile el segundo productor mundial de salmónidos, solo superado por Noruega.
Se calcula que los ataques de bacterias marinas resistentes presentes en las granjas de peces generan pérdidas por más de 100 millones de dólares en la industria acuícola chilena.
Ibacache trabaja con biosurfactante, que no provoca que los peces desarrollen resistencia y puede incorporarse en el alimento sin alterar la función intestinal del salmón. Además, estos biosurfactantes son inocuos para el medio ambiente, mientras que los antibióticos usados en acuicultura, similares a los utilizados en humanos, seleccionan organismos resistentes a ellos.
La principal ventaja frente a los antibióticos es que la célula bacteriana en sí no se ve afectada: el objetivo es alterar su comportamiento y su capacidad de relacionarse con las demás. Gracias a ello, las bacterias no desarrollan resistencia.
La administración de biosurfactante es relativamente sencilla, ya que puede incorporarse directamente al pienso que comen los salmones, sin alterar su calidad y características.
Fuente: Artículo originalmente publicado en MIT Technology Review | versión IQ Latino
Imagen: www.aqua.cl