Apuestan por la innovación y la inclusión como modelo de cambio

El profesor James Robinson, coautor del libro "¿Por qué fallan las naciones?", dijo en una universidad de Colombia que es necesario incorporar a más personas talentosas a la actividad económica

“Tratar de explicar por qué el mundo luce de la forma que luce ahora, por qué es que algunos de los países del mundo son ricos y otros son pobres, cómo llegaron a ser así en la actualidad, cómo emergieron históricamente en el mundo”. Esa es la motivación con la que James Robinson, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard y economista de la Escuela de Economía de Londres, se aventuró a escribir el libro ¿Por qué fracasan los países ?, de la mano de su coautor, Daron Acemoglu, economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Robinson fue el conferencista invitado la semana pasada por la Universidad del Norte, en Colombia, a una serie de conferencias llamadas los Diálogos de Desarrollo.

Allí el experto habló sobre las grandes líneas del libro que fue considerado como el más destacado en economía el año pasado. Durante su intervención Robinson recordó las investigaciones que lo llevaron a sus postulados. “La historia es una poderosa manera de discriminar entre diferentes hipótesis de éxitos o fracasos económicos, que nos permite realizarnos preguntas sobre qué tan diferente podría lucir el mundo, ¿podría ser Suramérica más próspera que Norteamérica?”, se preguntó.

Efectivamente, señaló que en el inicio del continente americano, hace 500 años, México, Las Antillas y Suramérica eran más pujantes que América del Norte. Pero, según sus conclusiones, la conquista de América del Sur propició la creación de instituciones económicas diseñadas para explotar a los indígenas que les extraían sus tributos y servicios.

Son ese tipo de instituciones, que aún existen, las que según el economista “concentran el poder en manos de una élite reducida y fijan pocos límites al ejercicio de ese poder”.

Su propuesta tiene que ver con cambiar el modelo y empezar a construir instituciones económicas inclusivas que fomenten la actividad económica, el aumento de la productividad y la prosperidad económica, a través de la inclusión de más personas talentosas.

Fuente: Karen Chamíe Zalamea | El Heraldo