Auto volador: utopía futurista cada vez más real

Terrafugia, con sede en Boston, trabaja en un vehículo eléctrico híbrido de cuatro plazas que puede realizar despegues y aterrizajes verticales

Lo que hasta ahora ha sido una utopía futurista del espacio es posible que pronto deje de serlo. La compañía aeroespacial Terrafugia, que dirige Carl Dietrich, trabaja en el prototipo de un práctico auto volador que no requerirá que su operador sea un piloto capacitado.

Terrafugia, con sede en Boston, anunció en mayo del año pasado que iba a empezar a trabajar en el concepto del TF-X, un vehículo eléctrico híbrido enchufable de cuatro plazas que puede realizar despegues y aterrizajes verticales.

Aunque no es autónomo, Dietrich afirma que el TF-X podría aumentar la así llamada “autonomía local dirigida por humanos”, lo que significa que el operador del vehículo no necesitará tener el conocimiento o las habilidades de un piloto para el manejo del auto volador.

 

“No necesitan tener conocimiento de eso porque la computadora está conectada a una red de datos que automáticamente los ayuda a planear la trayectoria del vuelo, a evitar el tráfico aéreo y a tomar en cuenta las restricciones del espacio aéreo, cosas de esa naturaleza”, explica Dietrich.

Los operadores sí deberán tomar decisiones importantes de alto nivel, como determinar si es seguro despegar o aterrizar o aprobar la zona de aterrizaje por anticipado.

“Cualquier cosa que suceda en la tierra, la persona va a tomar una decisión”, dice Dietrich. “Una vez estés volando, la operación real de todas las superficies de control de vuelo estarán controladas por computadora porque, francamente, la computadora puede hacer un mejor trabajo que un piloto”.

Los despegues verticales requieren que aire sea expulsado hacia abajo, lo cual no es práctico y puede causar daños a los vehículos cercanos. En cambio, el TF-X podría despegar de aeropuertos y helipuertos, al igual que de espacios diseñados específicamente -del tamaño de una cancha de tenis- que carecerían de alumbrado público, señales viales y cables.

Sin embago, el concepto del TF-X no es el primer intento de Terrafugia de surcar los cielos. La compañía, que fue fundada en 2006, apareció en los titulares en años recientes con Transition, un avión con carácter legal para la calle que puede entrar y salir de los aeropuertos de aviación generales.

Es más un avión que puede ser conducido que un auto volador, el vehículo de dos plazas puede desplegar sus alas -de la misma forma en que se baja el techo de un auto convertible- y volar con una velocidad media de 100 millas por hora (160 km/h); también puede estacionarse dentro de un garaje con capacidad para un vehículo, puede conducirse a velocidad de carretera y funciona con gasolina para automóviles.

Terrafugia ha estado volando prototipos del Transition desde 2009, y ahora está muy cerca de llevarlo al mercado. “Tenemos más de 100 pedidos del Transition”, dice Dietrich, y agrega que el vehículo tiene un costo de 279.000 dólares. “Esperamos enviar los primeros productos a los clientes en el segundo trimestre de 2016”.

Pero para que los usuarios puedan volar el Transition, deben tener por lo menos una licencia de piloto deportivo, lo que requiere 20 horas de tiempo de vuelo. A la mayoría de pilotos les toma de 30 a 35 horas para recibir sus certificados de pilotos deportivos.

Sin embargo, con su nuevo prototipo, Terrafugia cree que solo cinco horas sería suficiente para que los usuarios aprendieran a operar el vehículo TF-X, apelando a un segmento más amplio de la población. Dietrich dice que todo lo que los operadores tendrán que saber es cómo conectar con el vehículo, cómo determinar si es seguro despegar y aterrizar y qué hacer en caso de emergencia. En dichos casos, los operadores podrían tirar de una palanca que activaría el sistema de paracaídas para el vehículo completo.

Dietrich calcula que “será de 8 a 12 años” cuando se puedan ver autos voladores surcando los cielos. Admite que incluso si Terrafugia tuviera todo el capital requerido para desarrollar el TF-X (que no es el caso), la realización del proyecto depende de los desarrollos tecnológicos al igual que del hecho que los reguladores cambien la manera en que los aviones se certifican actualmente.

A la larga, dice Dietrich, la meta del programa TF-X es “hacer realidad la idea del auto volador”.

Fuente: CNN en Español | @IQLatino