“El arte es una herramienta fundamental para el desarrollo del pensamiento crítico” –
Rody Douzoglou
Frente a una ciudad ávida de cualquier manifestación que enriquezca su mito, Rody concibió un espacio que contrariara las formas habituales de mostrar arte, conceptos y propuestas: la parte trasera de una zapatería. Totalmente opuesta a las intenciones de una industria cultural que aboga por el uso de relacionistas públicos y demás agentes ajenos al verdadero talento de sus artistas, entró al local definitivo en medio de una búsqueda a la que habían convidado unos buenos amigos: “busca en las cinco cosas que más te gustan”. Ella, que adora los zapatos, entró y supo que en el lugar dispuesto detrás del local desarrollaría su idea. En los backroom se “suelen” hablar cosas privadas, cerrar negocios. Ahora también se expondría arte. Estamos en mayo de 2010, mes en que nace Backroom New York, en Christopher con Gay Street.
Entre 2010 y 2011 tuvieron una exposición trimestral. La energía que tiene talento para reunir, hizo que inmediatamente colaboraran numerosos artistas, involucrándose directamente en la instalación y el desarrollo de las muestras. Su empeño y originalidad consiguieron que aquel espacio, como le habían sugerido “no una galería, sino parte de otra cosa” fuera reseñado por Washington Post, New York Magazine e inclusive recibieran la visita de la editora de Art.info. Con Backroom, Rody le daba continuidad a la galería itinerante de arte contemporáneo que había emprendido en Washington.
“Rody, Backroom Caracas ha nacido”
La cita es de Jarrod Beck, reconocido artista que con el tiempo se convertiría en el primer invitado a las residencias de “La silla del diablo” con Balance. Rody y él estaban preparando una muestra vinculada a una épica estructura del centro de Caracas, un edificio por demás controversial: “¿estás loco? Yo estoy enviando esa propuesta solo por ti”. A partir del éxito del proyecto, la locura se convirtió en un hecho. Se abrieron muchas puertas para que la energía de Rody Douzouglou volviera a Caracas.
Balance
La primera residencia de artistas que organizó Backroom Caracas fue Balance, con Beck, precisamente. Tomó un año y medio su organización. “Al traer una persona de afuera, que dado el contexto de pronto se encuentra totalmente inmersa en nuestra cultura, ocurren dos cosas: en el artista, una grandísima experiencia y para las personas que están aquí, hay un efecto multiplicador, tienen la oportunidad de intercambiar con una persona que de otra forma, no conocerían”. Las distintas situaciones que atravesó el país durante aquellos meses no hicieron sino incentivar aún más al artista hacia la presentación que finalmente ocurriría en septiembre de 2013 “pase lo que pase”. La visita permitió un intercambio artístico y formativo inigualable.
La silla del diablo
Cuando Carlos Raúl Villanueva estuvo trabajando con Alexander Calder y éste comentó sus ganas de meter las nubes dentro del Aula Magna de la Ciudad Universitaria, Villanueva le dijo que estaba bien y que lo haría. Calder le replicó: “si tú eres capaz de lograrlo, eres el diablo”. Hechas las estructuras, para beneficio de la comunidad artística internacional, Calder le regaló al arquitecto una silla, compuesta de tres nubes negras soldadas que llamó “la silla del diablo”. Hecho el convenio con la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela y contando desde el principio con su apoyo, no podía haber mejor nombre para las residencias, que han encontrado en los espacios de la Facultad su asiento.
Superbloque y proyecto inverso
Las siguientes residencias se hicieron con la presencia y obras de Mariana Rondón y Ángela Bonadies en el marco de la Trienal de Investigación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en 2014. En el caso de la primera, artista y cineasta, la propuesta está vinculada con lo que ella reflexionó mientras filmaba “Pelo Malo” su más reciente película, ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. Durante el rodaje hecho en el 23 de Enero, sector compuesto por complejos habitacionales llamados “bloques”, Rondón armó la idea entorno a la visión del sitio como una “mejor solución habitacional”.
De allí viene Superbloque. “La arquitectura ha cambiado mucho en 60 años, ya sabemos cómo funcionan esos bloques creados por Villanueva como solución para los problemas de Venezuela. En realidad es un problema esa forma de vivir”. Superbloque brinda un acercamiento a las vidas de los otros, a través de un video multicanal interactivo. Fue clave la participación y el apoyo del colectivo de arquitectos adjkm quienes ya forman parte del tremendo equipo que conforma Backroom Caracas y cuyo portal web http://adjkm.com/, tambien reune información sobre estas instalaciones y otros proyectos artístico- arquitectónicos.
Proyecto Inverso, de Ángela Bonadies invitó a una apropiación de su trabajo fotográfico con ruinas. Las fotos brindaban instantáneas que podían ir desde el Concorde en la isla de Margarita hasta zonas afectadas por el trágico deslave de La Guaira. Pronto las fotos cedieron su concepción original bajo las intervenciones que devinieron en collage y dibujos, entre otros. Tanto la reflexión de las ruinas como la presentación de estructuras masivas mantuvieron un hilo cónsono con el motivo de la Trienal que este año se llamó “Nuevos mundos: la reinvención de la ciudad latinoamericana”.
“…Este momento crítico ofrece oportunidades de estar más conscientes, más despiertos, más en contacto con la realidad. Lo verdaderamente importante son las cosas fundamentales: compasión, respeto. La buena disposición, la convivencia”.
Transformar con experiencias
“Lo más hermoso es mi equipo”. Rody está consciente de su sinergia vital, la reúne y esparce. Es por esto que agradece profundamente la empatía y el talento que ha encontrado en Florencia Alvarado, Natasha Tiniacos, Gaëlle Smits, Lisa Blackmore y Mariana Maduro, entre la cercana lista de colaboradores dentro del equipo. En Petare, otra zona popular y masiva de la capital venezolana, el equipo también ha hecho visitas de convocatoria abierta, en el eje de aprendizaje y reflexión con respecto a la experiencia urbana. Este proyecto se llevó a cabo junto a Diana Rangel, psicóloga y fotógrafa. En este particular, Rody hace un énfasis: “es a través de la experiencia que se consigue la transformación… en Petare nos dimos cuenta de que hay mucha división impuesta… la verdad es que nos hicieron sentir muy bienvenidos”.
Backroom propone también detenerse en los procesos, no necesariamente en ver el resultado final. Siempre se piensa en lo que se va a construir, pero es el proceso lo que importa. Es allí donde se desarrolla el pensamiento crítico, los ejercicios para el proceso creativo. Sus proyectos son muy ricos porque son muy vivos, muy orgánicos. Actualmente han convertido los mismos espacios de sus oficinas en una galería en la cual se exponen trabajos de la artista venezolana Valentina Alvarado.
Siempre tienen tormentas de ideas y completa libertad de traer nuevos materiales. Cuentan con un portal impecable donde se pueden explorar distintos artículos, investigaciones y muestras de proyectos que reproducen el diálogo con el arte contemporáneo. Como una galería donde la estética y la concentración de talentos se hacen uno, Backroom Caracas brinda una propuesta en tiempos de coyunturas: propone e insiste en la reflexión.
Posterior a las instalaciones y en pleno tránsito hacia nuevos proyectos, Rody suspira ante un minuto de reflexión y concluye que definitivamente hay que ubicarse en un lugar que no es cómodo para que la experiencia termine teniendo una proporción que no se espera.
“Estoy agradecida de estar viviendo este momento aquí en Venezuela, yo quiero ser parte de esta realidad y solamente veo luz, dentro de todo este caos se siente un gran optimismo”.
Nada faltará a Backroom Caracas mientras sigan recibiendo toda esa luz que el Ávila ofrece a quienes se dejan cautivar por él.