Un proyecto piloto de regeneración y reutilización de espacios urbanos según los principios de las llamadas ciudades inteligentes cobra cuerpo en Nápoles, Italia, bajo el nombre de Barrio Inteligente.
Se trata de un laboratorio experimental urbano en el que se combinan elementos como eco-sostenibilidad, sinergias territoriales, culturas autóctonas y nuevas tecnologías.
El concepto de fondo es el low profit, o la ideas de crecer menos, pero a un costo humano y ecológico más sostenible.
Cristina Di Stasio es la coordinadora del proyecto del Barrio Inteligente (Quartiere Inteiligente), ubicado en el barrio de Montesanto, que por muchos años estuvo abandonado a su suerte.
La idea fue recuperarlo y darle vida, algo que se podía por cuanto transita a diario por el sector cerca de 50.000 personas, debido a que se para una vía férrea de importancia estratégica para la ciudad.
El Barrio Inteligente opera sobre todo en la monumental escalera Filangieri, construida a finales del siglo XIX, que une el centro histórico de Nápoles con la parte alta de la ciudad.
Lo primero que se hizo fue limpiar la escalitana, al tiempo que Di Stasio compró un edificio para rehabilitarlo y colocar ahí el centro del proyecto.
El proyecto de Barrio Inteligente incide en 1.000 metros cuadrados donde se embuten una antigua fábrica, un edificio de tres plantas y un jardín. Ahí se han realizado hasta ahora programas gastronómicos, degustaciones, sesiones de yoga, exposiciones de artes visuales, mercadillos y hasta proyecciones de películas. Además se habilitó un huerto urbano con agricultura ecológica y se adelantan programas de reciclaje.
El proyecto de Barrio Inteligente se financia con fondos europeos y colaboración del Ayuntamiento, aunque la idea es monetizar otras actividades o abrir espacios para negocios privados que permitan mantener el nivel logrado hasta ahora.
Fuente: Artículo originalmente publicado en Yorokobu | versión IQLatino
Imagen: Yorokobu