El acuerdo legislativo alcanzado por los Demócratas en el Senado junto al menos 11 senadores Republicanos, para aprobar una versión de la ley American Jobs Act, es verdaderamente disruptivo.
Las inversiones en infraestructura contempladas en este proyecto de ley son fundamentales para recuperar y mejorar la economía de nuestro país, las cuales además de estar pendientes por varias generaciones, impulsarán el crecimiento económico, creando millones de empleos bien remunerados, al tiempo que se abordan las inequidades presentes en nuestra sociedad, las cuales estructural e históricamente no permiten a muchos individuos y a muchas familias trabajadoras de bajos ingresos, así como las comunidades afroamericanas y latinas, ser parte integral del progreso que hemos logrado como nación.
El paquete de inversiones en infraestructura acordado monta los $1.2 trillones, y se centra principalmente en infraestructura física, transporte y acceso de banda ancha en internet. El mismo se financiará sin aumentar los déficits fiscales mediante un conjunto de medidas tributarias que son equitativas y muy específicamente, son aumentar los impuestos a ninguna persona u hogar con menos de 400 mil dólares en ingresos al año.
Antes de este acuerdo bipartidista, las encuestas nacionales, en sus promedios, indicaban que había un amplio apoyo a la Ley “American Jobs Act” de Biden, incluidos un número significativo de ciudadanos a lo largo y ancho de la base Republicana. Esto facilitó y allanó el camino para este acuerdo político liderado por los senadores demócratas Tester (D-Montana), Warner (D-Virginia), Sinema y Kelly (D-Arizona), Manchin (D-West Virginia), Hickenlooper (D-Colorado) y Shaheen (D-New Hampshire); sumando los votos cruciales de al menos 11 republicanos liderados por grandes nombres conservadores como Romney (R-Utah), Collins (R-New Hampshire), Burr (R-North Carolina), Cassidy (R-Louisiana), Graham (R-South Carolina), Moran (R-Kansas), Murkowski (R-Alaska), Portman (R-Ohio), Rounds (R-South Dakota), Tillis (R-North Carolina) y Young (R-Indiana).
La pregunta es si esta coalición (o una similar), que superaría la regla de mayoría calificada para cerrar el debate en el Senado (“filibuster”), que hoy permite aprobar este plan de inversiones en infraestructura, puede ser replicada en otros temas como la reforma migratoria o el derecho al voto. O si en algún momento, la Administración Biden-Harris, junto con la mayoría simple de los demócratas en el Senado, tendrá que avanzar a través del proceso de reconciliación presupuestaria que asignaría más recursos para financiar los elementos de infraestructura blanda o social incluidos en la propuesta original de la Casa Blanca; y si se puede esperar que se use el mismo proceso de reconciliación presupuestaria, según lo recomendado por el “Center for American Progress”, para aprobar la reforma migratoria en cuanto a proporcionar un camino hacia la ciudadanía para todos los jóvenes DACA/DREAMers, beneficiarios de TPS y los trabajadores esenciales indocumentados.
La antes comentada regla del “filibuster”, que obstruyó inicialmente la aprobación de la ley “American Jobs Act” hasta que se hizo este acuerdo bipartidista, también evita que la mayoría Demócrata del Senado (incluido el voto de desempate de la Vicepresidenta Kamala Harris), apruebe la ley HR-1, a la que muchos Republicanos se oponen firmemente, la cual expande y protege los derechos de los votantes, actualmente bajo el ataque legislativo de las mayorías Republicanas en varios estados. Otra pregunta que surge, es si la abolición de la regla del llamado “filibuster”, o la reforma de la misma -volviendo a la regla original que requería que los senadores que se oponen, tomen efectivamente la palabra en el Senado sin limitaciones de tiempo para evitar que se aprueben leyes- ganaría impulso si otras prioridades legislativas no encuentran consenso como sucedió esta vez con la legislación para las inversiones en infraestructura. Al menos dos de los Senadores Demócratas partícipes del acuerdo de infraestructura alcanzado esta semana (Senadores Manchin y Sinema) han expresado sus reservas u oposición a la abolición de la regla del “filibuster”.
Al final de la victoria legislativa de Biden de esta semana, surge un aspecto muy positivo: la amplia experiencia del Presidente Biden como Senador y Ex-Vicepresidente, la cual fue evidente en su manejo magistral de este proceso de negociaciones y que representa una ventaja política significativa para unificar el país alrededor de su ambiciosa y necesaria agenda socioeconómica.