En un laboratorio de São Paulo, un neurocientífico de la Universidad de Duke (EEUU) compite en su propia carrera contra el cronómetro del Mundial de Fútbol Brasil 2014. Se afana por terminar el proyecto Camina de Nuevo basado en un exoesqueleto controlado por la mente que, según afirma, servirá para que un voluntario paralítico brasileño se lo ponga, atraviese el campo de fútbol usando la mente y haga el saque inaugural del torneo en junio.
El proyecto está dirigido por Miguel Nicolelis, un brasileño de 53 años y uno de los nombres más conocidos en el campo de la neurociencia. Si todo sale según lo previsto, el saque será una demostración pública muy relevante de las investigaciones en interfaces cerebro-máquina, una tecnología cuyo objetivo es ayudar a los paralíticos a controlar las máquinas con el pensamientos y devolverles la capacidad de moverse.
“Será como poner un hombre en la luna, conquistar un nivel de osadía e innovación que la gente no está acostumbrada a asociar con Brasil”, declaró Nicolelis. El saque, afirma, “inaugurará una nueva era en la neurociencia, la de la neuroingeniería”.
Pero el proyecto Camina de Nuevo cuenta con numerosos críticos que afirman que la demostración tiene lo mismo de truco publicitario que de ciencia, y dudan de que demuestre un grado real de control mental. Y es porque depende de una tecnología para registrar la actividad cerebral relativamente antigua e imprecisa, la electroencefalografía (EEG, por sus siglas en inglés)
Al menos otros tres grupos de investigación han publicado artículos recientemente sobre exoesqueletos controlados mediante EEG. Pero por el momento ninguno ha conseguido hacer mucho más que enviar una señal de arranque o parada, y dejar que el arnés robótico haga el resto del trabajo sobre una trayectoria predeterminada, con ayuda externa para controlar el equilibrio.
Esto sugiere que el nivel de control cerebral podría ser decepcionantemente limitado, aunque se presente como un avance por la televisión. “¿Qué pasaría si una ráfaga de viento moviera la pelota tres centímetros a la derecha antes de empezar la demostración?”, se pregunta Andrew Schwartz, un investigador en neuroortopedia de la Universidad de Pittsburgh (EEUU). “Todo lo que veremos en la demostración será robótica de lujo, no control mental y probablemente esté todo preprogramado”.
Se espera que la demostración tenga lugar antes del partido inaugural entre Brasil y Croacia. Para que tenga éxito, el equipo Camina de Nuevo afirma que pretende combinar señales de EEG con otras estrategias (sin especificar) para dar al paciente un control dinámico sobre el acto de caminar y dar la patada al balón.
“Somos conscientes de las limitaciones de la EEG, pero decidimos enseñar lo que se puede hacer”, explica el vicepresidente de investigación de la Universidad Colorado State (EEUU) y gestor del proyecto, Alan Rudolph. “La gente verá un sistema de control que es nuevo porque usa y aprovecha las señales cerebrales además de las corporales”.
La Agencia Estatal de innovación de Brasil dio a Nicolelis 15 millones de dólares para llevar a cabo el proyecto, una cantidad considerable para los estándares de cualquier país. El saque inaugural lo verán 70.000 personas en directo en el estadio Itaquera de São Paulo y, según el Gobierno brasileño, “miles de millones de telespectadores podrán seguir lo que se podría convertir en uno de los mayores logros de la ciencia brasileña y mundial”. (En realidad, la audiencia para los Mundiales rara vez excede los 250 millones de personas, y en el caso de la ceremonia de apertura esa cifra es bastante menor). ¿Camina de Nuevo será una realidad o solo un espectáculo? Está por verse.
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