Cuando se toma un café por la mañana, ¿es consciente del beneficio o el daño que puede estar haciendo al ambiente? Probablemente en ese momento la reflexión no pase por la mente. Pero si la bebida es elaborada con las novedosas cápsulas, el problema puede ser aún mayor.
Una reciente investigación del diario The New York Times sobre el café en cápsulas y las marcas que lo producen desvela que aunque estos envases compactos son fabricados con materiales reciclables como aluminio, papel y plástico, el proceso es tan complejo que podría ser contraproducente.
La única empresa citada por el diario neoyorquino que se salva de la mala calificación ambiental es Ethical Coffee Company, cuyas cápsulas son fabricadas a base de fibras vegetales y almidón, se degrada en unos 6 meses tras su uso y sólo hay que depositarla con el resto de sus residuos domésticos o en los contenedores destinados a la recogida de residuos orgánicos.
Clemente Álvarez explica en su blog Ecolaboratorio, que publica en el diario español El País, que “uno de los (aparatos) que menos energía consume y no genera más residuo que el café es la cafetera de émbolo o de pistón: se caliente el agua y se echa directamente junto al café en una cafetera de cristal que cuenta con un filtro. Este sistema tarda menos en calentarse y requiere por tanto de menos energía. Sin embargo, las empresas cafeteras no sacan tanto beneficio como con la venta de las cápsulas”.
Agregue al problema ambiental, el tema del costo. Comprar café de cápsulas “es mucho más caro que comprar una mezcla de café tradicional, sólo superado por las opciones más exclusivas y artesanales”, indica una investigación propia de Expok News.
AFN | @IQLatino