El incipiente pero no menos interesante movimiento de las casas pequeñas aboga por reducir el espacio doméstico para eliminar lo superfluo, gastar menos en alquileres e hipotecas, disminuir la huella ecológica y compartir más cosas con los vecinos.
¿Realmente necesitamos habitar una casa grande? Un creciente número de personas está cuestionando que mejorar implique necesariamente disponer una vivienda enorme que demanda mayores costos hipotecarios o de alquiler, más servicios, iluminación y calefacción lo que reperture en su huella ecológica.
En promedio, cada ciudadano de Estados Unidos dispone de 77 metros cuadrados habitables; en Japón son 35 metros cuadrados, similar que en España; en Reino Unido baja a 33 y en Italia a 31.
En atención a todas estas variables, surgió el movimiento de las casas pequeñas, con un creciente número de seguidores en Estados Unidos y Canadá. Defienden vivir en casas más pequeñas para reducir los costos de acceso a la vivienda y al mismo tiempo el gasto energético necesario para vivir de forma confortable.
En la zona de Washington D.C., Brian Levy conformó una comunidad de casas pequeñas (con ruedas). En el blog Studio Shed ofrece una razón para este modo de vida: “Para mí, la vida es demasiado corta como para vivir a lo grande, malgastando energías en diseñar, construir, financiar, limpiar, decorar, mantener y reparar cuando mejor podríamos estar amando, descubriendo, viajando, creando”.
La opción ha encontrado algunos obstáculos: algunos alertan que podría ampliarse el suelo urbanizable, pero en términos prácticos el problema fundamental es generar su propia energía.
El movimiento de las casas pequeñas, que empieza a ser tan popular que cuenta con un show de TV en Estados Unidos.
Fuente: Artículo publicado originalmente en La Buena Vida | Versión IQLatino
Imagen: Studio Shed