En Otavalo, a 110 kilómetros al norte de la ciudad de Quito, en Ecuador, 180 niños de la comunidad Perugachi recibieron las nuevas instalaciones del Centro Educativo Intercultural ‘Fernando Daquilema’, institución que fue construída por Lafarge Cementos S.A, como parte de su concepto de Responsabilidad Social Empresarial.
La empresa cementera viene trabajando desde 2010 con la comunidad de Perugachi para construir una nueva escuela que brinde mayor accesibilidad a niños y niñas para educarse, atendiendo todas sus necesidades básicas en condiciones dignas. Según sus habitantes, la anterior edificación se encontraba ya en muy malas condiciones y era necesario que se realice esta edificación.
El nuevo plantel está instalado en una extensión de 4.500 metros cuadrados. Cuenta con seis aulas de clase, con capacidad para 30 estudiantes cada una, y un centro de cómputo para recibir clases para inglés. Existen espacios verdes de recreación, una cancha de fútbol y una cancha de básquet. Se han dispuesto instalaciones de cocina, bodega, baterías sanitarias internas y externas, una casa para el conserje, con capacidad para una familia corta, y un sistema para el tratamiento de las aguas servidas generadas.
La totalidad del área de la escuela le permitirá en un futuro, poder ampliarse y albergar un mayor número de estudiantes.
Durante la entrega de las nuevas instalaciones, Eduardo Sánchez, gerente de la planta de Lafarge, dijo que uno de los pilares fundamentales de la empresa es la educación. “Con estas nuevas instalaciones, los niños de la comunidad y de comunidades vecinas, tienen un espacio propicio para educarse, esto garantizará que tengan un buen futuro, en su vida”, subrayó.
Según se informó, la empresa cementera invirtió aproximadamente US$ 200.000 en la construcción de las nuevas instalaciones. El programa de inauguración, estuvo matizado por la participación de los docentes del Centro Educativo y los alumnos de la institución. Padres de familia colaboraron en la repartición de alimentos que se brindó a todos los asistentes.
‘Estamos muy alegres porque nuestros hijos están en unas nuevas aulas y estarán más seguros, porque la escuela vieja estaba al filo de la vía’, manifiesta Jesús Gualsaquí, habitante de la comunidad. El compromiso está hecho. Esperamos que podamos seguir uniendo fuerzas y trabajar hombro a hombro por la educación de los niños de la comunidad’, manifestó Pilar Salazar, directora del centro educativo.
Fuente: El Norte (EC)