Desde hace pocos años, el concepto de Innovación Social ha ido ganando cada vez más y más peso. Estamos en un punto donde la sociedad necesita ideas colectivas, que sean construidas y desarrolladas no sólo por los gobiernos, sino también por las personas directamente implicadas y la sociedad en su conjunto. Las ideas tradicionales para la mejora de las condiciones de vida de millones de personas se han ido quedando cortas frente a los avances de la tecnología y el consecuente crecimiento de brechas tecnológicas y sociales.
Por esta razón, la sociedad ha ido entendiendo la inminente necesidad de innovar, de buscar alternativas creativas, novedosas y útiles para la resolución de los problemas sociales que más nos aquejan, especialmente para la inclusión social de los colectivos en riesgo inminente de exclusión.
Debido a esto, gobiernos iberoamericanos como los de Colombia, Chile y España, se han puesto a la tarea de apoyar la generación de ideas socialmente innovadoras, creando espacios gubernamentales abiertos y participativos dedicados a la Innovación Social.
Con Corfo, desde Chile, el gobierno busca ejecutar las políticas gubernamentales en el ámbito del emprendimiento y la innovación, a través de herramientas e instrumentos compatibles con los lineamientos centrales de una economía social de mercado, creando las condiciones para lograr construir una sociedad de oportunidades.
Por su parte, desde el Centro de Innovación Social – CIS – del gobierno de Colombia, se busca “introducir nuevas soluciones escalables para las necesidades de la población pobre y vulnerable de forma más eficiente, sostenible y pertinente”. El Centro identifica las problemáticas desde y con la comunidad fomentando su participación y empoderamiento para el mejoramiento de su calidad de vida, haciendo uso de mecanismos de innovación abierta que permitan participación, colaboración y transparencia.
En el caso de España, Euskadi Innova, una iniciativa del Gobierno Vasco, busca sensibilizar, impulsar y fomentar el diálogo social entre la Innovación y la Sociedad para crear unas condiciones de entorno favorables que permitan el desarrollo de la innovación a partir de su compresión, aceptación y reconocimiento por parte de la sociedad.
Sería interesante que todos los gobiernos iberoamericanos apoyaran iniciativas como estas, y ¿por qué no?, crearan sus propios departamentos de Innovación Social para impulsarla directamente desde sus políticas públicas haciendo partícipe a toda la sociedad en su conjunto.
Fuente: Innovación 2.0