Coca Cola ayuda a reintegrar a exguerrilleros en Colombia

La empresa impulsa un ambicioso plan para formar y reinsertar a desmovilizados. Ya cuenta con 35 microempresarios surgidos de sus talleres que funcionan en Bogotá, Medellín y Barranquilla y este año llegan a otras ocho ciudades

El proyecto se denomina Banco de Tiempo y fue creado en 2007 por Coca-Cola Femsa tras un acuerdo con el gobierno del entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe. El objetivo fue impulsar un programa en que colaboradores de la empresa donarían voluntariamente su tiempo para capacitar en emprendimiento y nuevos negocios a antiguos miembros de las guerrillas como las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

En ese momento ya existía un movimiento de desmovilización en Colombia, pero el problema era la reinserción social. “Necesitaban un empleo, pero ninguna empresa quería contratar desmovilizados”, explica Francisco Layrisse, académico y coautor del documento ‘La contribución de Coca-Cola Femsa a la paz’ (2012), de las escuelas de negocios IESA de Venezuela y Egade de México.

Esta visión de transformar a desmovilizados en emprendedores fue clave para la reinserción. “Más que aportar dinero se trata de generar sinergias”, dice Silvia Barrero, gerenta de Asuntos Corporativos de Femsa, oficina que junto con Recursos Humanos fue la encargada de gestionar el proyecto en la compañía.

Pese a los temores iniciales, la iniciativa avanzó rápido. Primero, se comenzó una campaña comunicacional interna basada en la frase “dos horas de tu tiempo a la semana por un mejor país”. Luego de charlas explicativas el programa reunió a 60 voluntarios, cuando lo esperado era 20.

Una de las metas fue transmitir  conocimiento empresarial a exguerrilleros, de forma práctica y útil. Por eso se formaron equipos por tipo de profesión: los de mercadotecnia diseñaron sus módulos, los abogados el suyo, etc.

Así se llegó a conformar un programa de estudio completo, con sesiones de dos horas a la semana por seis meses. Se diseñaron clases en temas financieros, de mercadeo, legales y de negocios. “Les entregamos manejo de comunicación y de audiencias que les permitieran tener un diálogo fluido y no lleno de prejuicios”, dice Barrero.

Los desmovilizados “desarrollaron capacidades como liderazgo, expresión oral y otras consecuencias positivas que no se tenían previstas”, agrega Gerardo Lozano, académico de Egade y también coautor del paper de 2012.

Mantener el proyecto no fue ni es fácil. Por momentos hubo ausentismo entre los desmovilizados, lo que incluso provocó el cierre de cursos en algunas ciudades y dudas respecto a la posibilidad de lograr cambios con este programa.

Pero seis meses después se graduaron los primeros excombatientes y para 2012 el programa ya funcionaba en ciudades como: Bogotá, Medellín y Barranquilla. Y este año se sumarán otras ocho urbes colombianas.

Coca-Cola Femsa ofrece a los egresados convertirse en proveedores de la compañía con sus emprendimientos. Hoy cuentan con 35 microempresarios surgidos de los talleres en su cadena productiva, proveyendo a la compañía de textiles, estibas de madera o artículos de promoción. Uno de ellos es la mencionada Andrea, quien pasó de hacer trajes para los paramilitares a ropa para Coca-Cola.

Fuente: Reportaje original de David Cornejo publicado en América Economía