Una vivienda realizada con materiales alternativos, con conceptos bioclimáticos, que ahorre energía y reutilice parte del agua que se gasta, son principios fundamentales de la construcción sustentable. Esta nueva corriente arquitectónica que se comenzó a desarrollar en Argentina desde hace algunos años suma cada vez más profesionales, investigadores e interesados.
Se trata de un tipo de edificaciones que buscan armonía con el entorno, son más económicas que las tradicionales y que permiten la autoconstrucción.
En la provincia de Mendoza hay ejemplos de proyectos y emprendimientos de construcción sustentable en zonas rurales y de montaña.
Leandro Vélez, arquitecto, investigador de la Universidad de Mendoza y director del Centro de Investigación, Desarrollo y Enseñanza de Permacultura (Cidep), empezó a trabajar con esta modalidad en 2007.
Para aprender esta forma de trabajo viajó al sur del país y se basó en el conocimiento empírico que tenían los huarpes, un pueblo indígena.
Vélez levanta una estructura independiente metálica o de madera para luego cerrar con técnicas mixtas que utilizan barro o adobe. “Yo hago verificar la estructura al cálculo técnico y el barro cumple la función de cerramiento”, detalló el profesional que tiene once obras aprobadas en la actualidad.
La construcción sustentable logra reducir hasta un 35% los costos en comparación con la construcción tradicional, y por otra parte, la autoconstrucción asistida permite ahorrar aún más.
El arquitecto Gustavo Monteverdi comenzó hace cuatro años a trabajar en construcción sustentable y lo primero que hizo con esta técnica fue su propia casa “con concepto bioclimático y sustentable”.
Tal como su colega, Monteverdi utiliza estructuras independientes y la recubre con distintas técnicas de barro. “Trabajamos con madera de bosques implantados de Misiones o de Corrientes que no perjudican los bosques autóctonos”, precisó. Una de las ventajas de utilizar la tierra para la obra es que el barro se prepara en el mismo lugar y no se necesita movilizar fletes.
Para ahorrar agua utiliza biodigestores. “Se colocan las cloacas de modo de poder reciclar el agua gris que proviene de lavatorios, cocinas, lavarropas, ducha, que representa 80% del agua que consume una familia y se puede usar para regar”, indicó el arquitecto.
La energía solar es otro punto que incorpora este tipo de viviendas. “Por ahora empleamos la energía solar térmica para el calentamiento de agua para el uso sanitario y de cocina, para ello se usan colectores solares que son como tubos de vidrio expuestos a la radiación solar que acumulan agua caliente en un tanque asilado”, detalló. Para el resto se utiliza la energía convencional, aunque en mediano plazo podría reemplazarse también.
Fuente: Reportaje (completo) originalmente publicado en el diario Los Andes | versión IQLatino
Imagen: Diario Los Andes, archivo