Durante la semana que concluye la agenda latinoamericana estuvo presente en Washington nuevamente, y los contrastes que vive nuestra región se expresaron de manera dramática. Por una parte, la decadencia de las instituciones democráticas en Ecuador y Venezuela; por la otra, el florecimiento de un “cluster” de emprendedores protagonizado por jóvenes latinos.
El caso de Ecuador y Venezuela se discutió en un elocuente panel organizado por el National Press Club, con el auspicio del Centro para la Democracia y el Desarrollo en las Américas (CDDA) y moderado por John M Donelly, presidente del Comité de Libertad de Prensa del prestigioso National Press Club de Washington DC. En el panel participaron Carlos Pérez Barriga, del diario el Universo, y Miguel Henrique Otero, editor de estas paginas de El Nacional, donde tengo el privilegio de escribir con libertad, todavía, en esta Venezuela donde avanza la censura y se degradan diariamente las instituciones democrática.
Los casos de El Universo en Ecuador y El Nacional en Venezuela, expuestos por ambos editores, permitieron documentar un patrón común entre ambos países: se trata sistemas políticos populistas y autoritarios que buscan establecer una hegemonía comunicacional. El tema trasciende a los ataques sistemáticos a los medios, donde por cierto hubo espacio para analizar los riesgos a la integridad física de los periodistas, e incluye: (1) la judicialización del delito de opinión (o la falsificación de procesos judiciales) a través de tribunales sin garantía de independencia y autonomía; (2) la legalización de un aparato de censura por la vía de leyes especiales de responsabilidad social de los medios; y (3) la promoción de un hostigamiento económico, tributario y regulatorio que busca hacer claudicar a los propietarios de medios, para abrirle paso a adquisiciones muy opacas, normalmente encabezadas por empresarios afectos al régimen, quienes vienen a promover la autocensura en los medios.
El Nacional y El Universo han resistido ambos ataques convirtiéndose en decanos de la libertad de prensa para ambas sociedades, y desde cuyas plataformas editoriales, todavía hay espacio para la denuncia, la opinión libre, la investigación y búsqueda de la verdad que se pretende esconder. El tema del descabellado juicio y las multas impuestas a Carlos Pérez Barriga y su diario en Ecuador da cuenta de una cadena de arbitrariedad asombrosa; y en el caso de El Nacional se documentó el entramado de persecuciones judiciales, ataques a la integridad de reporteros, y finalmente, el monopolio del papel y la restricción a las divisas para importarlo, que busca dejar al periódico fuera de circulación.
Sin embargo, una diferencia destaca en la situación de ambos países. En Venezuela la decadencia democrática viene acompañada de una debacle económica inexplicable en medio de la bonanza petrolera que hoy termina luego de mas de una década, y que por tanto anticipa, con la caída de los precios del petróleo, un colapso de graves consecuencias sociales. Por el contrario, en Ecuador, el patrón de socavamiento y degradación de las instituciones democráticas no viene acompañado de una insensatez económica como la venezolana. En Ecuador el sistema monetario se encuentra dolarizado, lo que les ha ofrecido mucha estabilidad macroeconómica; y a pesar de ser un país también petrolero, no hay dependencia con la exportación de dicho recurso, por el contrario, la economía crecerá un 4,5% en el 2014 y se proyecta, incluyendo el impacto de la caída en los precios del petróleo, con un crecimiento del 3.7% para el 2015.
Para estudiar más a fondo nuestra región, nuestra iniciativa IQ Latino del CDDA fue también promotora de la Conferencia Idear Soluciones (Demand Solutions) organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Y allí se puso de relieve otro terrible contraste. Países como Colombia, Uruguay, Chile, México, Brasil, y Panamá trajeron exponentes jóvenes e innovadores que han emprendido proyectos de gran impacto social con potencial de rentabilidad económica; así como emprendimientos sociales que apoyados en alianzas publico-privadas promueven transformaciones en el área ambiental, educativa o de salud de forma sustentable.
Dos conclusiones resultaron claras de nuestra participación en esta experiencia con el BID: (1) hay un grupo de gobiernos (nacionales, regionales y locales) en toda Latinoamérica promoviendo “ecosistemas” que viabilizan el emprendimiento y la innovación; y, (2) estos países han entendido que la sustentabilidad de crecimiento y desarrollo en la región radica en el florecimiento de “clusters” de innovación, una cultura de promoción del la iniciativa privada, y la existencia de “cadenas de valor agregado” en sus economías. La década de crecimiento económico vivida por Latinoamérica, así como su resiliencia ante la crisis financiera internacional del 2008 en EEUU, y la que todavía continua en desarrollo en la Unión Europea, dependieron del crecimiento en las exportaciones de materia prima, dado el alto nivel de crecimiento económico en China y el sudeste Asiático. Pero la mayoría de los países latinoamericanos han entendido que el futuro depende de romper esa dependencia con los mercados internacionales de materias primas; e innovar con base en el emprendimiento individual y las alianzas publico-privadas.
Mientras en el evento del BID se hablaba y admiraba la excelencia, el talento y racionalidad de las políticas publicas de un grupo de países para promover el emprendimiento y la innovación, a dos cuadras, en el National Press Club se testimoniaba sobre el asesinato institucional de la libertad de prensa en Ecuador y Venezuela, pero al mismo tiempo surgía la siguiente interrogante: ¿En Ecuador, prevalecerá la energía liberalizadora de una economía en crecimiento; o puede pasar lo que ha sucedido en Venezuela, donde el déficit democrático avanza en paralelo a un colapso de una economía intervenida, anticipando una grave crisis social?
Leopoldo Martínez Nucete
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