Las compañías cada vez son más conscientes de la importancia que tiene asumir la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) como una filosofía de trabajo y estrategia transversal de la empresa; y de las repercusiones positivas sobre la sociedad, sus colaboradores, clientes y proveedores.
Mario Gil, contador y consultor estratégico de empresas en Venezuela, afirma que será una práctica más común que las empresas reserven presupuestos formales para esta área. Hay estudios que lo confirman. Por ejemplo, El estado de la RSE en América Latina 2011-Percepciones de consumidores y ejecutivos de empresas, elaborado por la Red Forum, dice que el 72% de ejecutivos y consumidores latinoamericanos considera que ha mejorado el desempeño de las empresas de sus países en este campo respecto a los últimos dos años.
Pero, ¿cuánto hay que destinar a la RSE? No existe una única respuesta ni un baremo concreto. Obviamente, dice Gil, el presupuesto deberá adaptarse a las posibilidades de la empresa, y generalmente ese monto se determina por las ventas o la renta neta. Especialistas en el tema indican que esas partidas pueden rondar entre el 1 y 5% de los beneficios.
Advierte Gil que esos recursos no deben ser otorgados como un cheque en blanco, sino que deben estar ligados a proyectos específicos, previamente analizados y aprobados por un gobierno corporativo, y monitoreados a través de un reporte gerencial y financiero, como cualquier otro presupuesto otorgado a otra área de la organización.
Otra consideración a la hora de invertir en RSE es que necesario diferenciar entre el capital de la empresa y el de sus dueños. Los recursos para esta área deben salir de la primera fuente.
A las empresas más pequeñas, cuyos recursos están más limitados, los especialistas les recuerdan que contratar personas cercanas a la exclusión social o de colectivos con dificultades para encontrar trabajo, cofinanciar o apoyar proyectos de emprendedores sociales, también son acciones responsables por las que se puede comenzar. En todo caso, estas deben ser proporcionales con los recursos de la empresa, de lo contrario no serán sostenibles en el tiempo, y se puede correr el riesgo determinar siendo una práctica pasajera a corto plazo.
Lamentablemente, en tiempos de crisis, como suele suceder también con el presupuesto de publicidad y mercadeo, los recursos de la RSE suelen reducirse, justamente cuando es más necesaria la ayuda social de las empresas.
A juicio de Gil, en la visión estrictamente administrativa y contable, los recursos financieros destinados a los proyectos de RSE son considerados gastos. Pero los beneficios reportados en imagen, reputación y bienestar para todos los grupos favorecidos hacen pueda mirarse como una inversión.
Los beneficios que reporta la responsabilidad social empresarial bien valen destinar un presupuesto suficiente. El Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco), instrumento de evaluación que desde 2000 se ocupa de medir la reputación de las empresas que operan en España, reportó en su edición de 2012 que la responsabilidad social corporativa es una de las seis variables que conforman la reputación.
Su peso es de casi 11% frente a otros factores, como la calidad de la oferta comercial con 28%, los resultados financieros con 21%, la internacionalización con 16%, la reputación interna con 13% y la innovación, que coincide con un peso de 11%.
Fuente: Texto de Scarlet Ascanio publicado en Revista RSE Venezuela | @IQLatino