Mientras la ciudad de Guayaquil, ubicada en la costa Pacífico del Ecuador, registra sola el 49,8% de infectados en las cifras oficiales de Covid-19 de todo el país, y el cantón de Guayas, cuya capital es, precisamente, Guayaquil, acumula el 70% de los casos totales, el gobierno del presidente Lenín Moreno anunció que pondrá en práctica un plan para flexibilizar las medidas de confinamiento a partir del 4 de mayo, de forma progresiva, con el argumento de que el número de consultas de emergencia se han reducido
Ecuador es el tercer país con más casos en América Latina. Al 29 de abril, 24258 casos y 871 muertes.
La expansión veloz del virus en Guayaquil provocó que, hace unas semanas, los cadáveres de personas que desarrollaron la Covid-19 se acumularan en las casas durante días a falta de quienes los recogieran. Las familias tenían que envolverlos y sacarlos a las aceras por el olor, esperando que se los llevaran.
John Otis hizo una pieza para la radio pública estadounidense NPR en la que recuerda que el propio presidente de Ecuador, Lenín Moreno, reconoció que las cifras de contagio del coronavirus en el país son mayores que las oficiales.
“En tanto el número de contagios como de fallecimientos, los registros oficiales se quedan cortos. La realidad siempre supera el número de pruebas y la velocidad con la que se presta la atención”, dijo Moreno a principios de abril, cuando las imágenes de los cadáveres en las calles de Guayaquil se reproducían en medios de comunicación de todo el mundo.
Ecuador está en estado de excepción desde el 16 de marzo, con toques de queda y la suspensión de las actividades escolares y las laborales no esenciales, y la circulación de transporte público restringida (los taxis solo pueden circular por el número de placa). Desde el lunes que viene el gobierno ensayará con fases para desactivarlo, en un plan que llama “semáforos”.
CNN en Español reportó, siguiendo la explicación reciente del presidente Moreno en cadena nacional, que las etapas seguirán “protocolos sanitarios y de bioseguridad”.
En el color rojo, la primera etapa, se mantendrán las restricciones de ahora en todo el país, con una ampliación de los horarios de entregas a domicilio.
En la etapa del color amarillo, las jornadas laborales se reanudarán con la mitad del personal; los locales comerciales abrirán para dejar entrar solo a 30% de los clientes, y el transporte urbano podrá circular solo con esa mismo porcentaje de ocupación. El toque de queda se reduciría.
Aun cuando llegue el color verde del semáforo, no habrá un 100% de ocupación y actividad. El máximo del personal que podrá trabajar será de 70%, y los comercios y transporte público podrán funcionar con 50% de su aforo y capacidad. El toque de queda de flexibilizará más.
Según CNN en Español, Moreno dijo que la ejecución de este plan “no significa que la emergencia haya terminado” y que serán los alcaldes de cada ciudad “quienes tengan la última palabra”.
En efecto, informó el diario El Comercio, Guayaquil no está lista para entrar en el color rojo del semáforo. El vicealcalde Josué Sánchez dijo, citado en este reporte del 27 de abril: “Hemos visto la dificultad que ha existido en el control de la cuarentena. ¿Cómo cree que reaccionará la gente cuando le digan que puede salir, con distanciamiento social? Nosotros no lo apoyamos”. La alcaldesa de la ciudad, Cynthia Viteri, apuntó, por su parte, que revisará las recomendaciones de los técnicos antes de tomar decisiones. “Tomaremos las decisiones más acertadas para el bienestar de los ciudadanos, basadas en criterios técnicos y profesionales”, posteó en su cuenta de Twitter, con una carta adjunta del Colegio de Médicos de Guayas, en el que muestran “su profunda preocupación” por las “apresuradas decisiones que pretende tomar el gobierno”.
Precisamente el vicepresidente de este cuerpo colegiado, Javier Carrillo, dijo en el artículo de El Comercio que todavía en las próximas dos semanas no debería cambiar nada. “Ni siquiera hemos controlado la primera meseta”.
De acuerdo con esta nota periodística, el vicealcalde Sánchez confirmó que los nuevos casos de Covid-19 siguen apareciendo en la ciudad. De 2.500 atenciones de salud a la semana, asegura, 30% tienen “síntomas leves, moderados o graves de covid-19”.
El presidente Moreno afirmó en su intervención reseñada por CNN en Español que, de haber un nuevo rebrote del virus, las medidas volverán al punto cero de la restricción.
A Guayaquil le han llegado a decir la Wuhan de Latinoamérica, por ser el foco primero, y el más rápido, de contagio de Ecuador. La explicación de los expertos es que en febrero, que es un mes de vacaciones y de temperaturas altas en la ciudad, mucha gente se congregó en eventos públicos al aire libre sin saber que estaban infectados; de paso, grupos de personas viajaron a España e Italia, donde viven muchos inmigrantes ecuatorianos, y desde allí volvieron a Guayaquil con el virus en el cuerpo. Así lo reportan Patrick J. McDonnell y Pablo Jaramillo Viteri, para Los Angeles Times, basados en entrevistas a expertos. “Guayaquil se volvió una bomba para la distribución del virus”, les comentó Marcelo Aguilar, un epidemiólogo de ese país. En efecto, recalcan los periodistas, la primera víctima mortal del Covid-19 se registró el 13 de marzo, una mujer de 71 años que recién volvía de España.
En la ciudad, además, hay una cantidad alta de gente que reside en los barrios marginales, apunta John Otis de NPR, y que vive al día; su subsistencia depende del trabajo informal, en la calle, con lo cual no atendieron el confinamiento para salir a buscarse el pan.
Los cadáveres ya no están en las aceras en esa ciudad, pero todavía hay familias que no encuentran los de los los suyos, como reportó Matías Zibell para BBC Mundo. Zibell escribe, aludiendo la confirmación del gobierno, que durante la primera quincena de abril murieron en Guayas, donde está Guayaquil, 5700 personas más que el promedio del país.
“Decenas de personas reclaman los cuerpos de sus familiares en los hospitales, la policía judicial, las morgues; lo hacen en persona, por redes sociales o a través de llamadas infructuosas al 911”, describe el periodista.
Una de esas personas es Rebeca Núñez, quien todavía no ha podido enterrar a su abuela, porque no la encuentra. “Nos dijeron que la iban a llevar a una morgue, pero yo he estado llamando al 911 y me dicen que no tienen ningún registro. Que nos acerquemos a medicina legal, pero estamos en cuarentena y no podemos salir así nomás. Revisamos la página de Coronavirus Ecuador y no aparece mi abuela”, contó a Zibbel.