El confinamiento forzado ha alterado de golpe el transcurso de cotidianidad.
Para quienes sufren violencia machista y violencia intrafamiliar y viven con su agresor sin escapatoria, las consecuencias de esta alteración puede aumentar el peligro para su seguridad y ser un terremoto de sufrimiento psíquico.
En esta tercera entrega hablamos de ellas y ellos.
Violencia de género
Para las mujeres que son objeto de la violencia machista, física o psicológica, el encierro posibilita que los episodios se agudicen.
En España, la violencia de género es un problema serio. Este año ya acumulan registro de 17 mujeres asesinadas a manos de sus maridos, una de ellas en pleno estado de alarma (las medidas que obligaron al confinamiento y a la restricción de la circulación).
En la primera etapa del estado de alarma, aumentaron las llamadas al 016, la línea de atención a estas mujeres. En 15 días, del 14 al 29 de marzo, subieron 18% respecto del mes de anterior, según el Ministerio de Igualdad. 3 mil 382 llamadas durante esos 15 días, reseñan María Sosa Troya y Ana Torres Menárguez para El País. Las consultas por email aumentaron un 269,6%; 168 mujeres usaron el servicio atención psicológica por Whatsapp.
Si miramos al detalle una comunidad autónoma, Cataluña, por ejemplo, encontramos que las autoridades registran un repunte de 20% de las llamadas a sus líneas de atención. La oficina de Igualdad de la Generalitat identificó 42 casos nuevos de violencia; 12 mujeres tuvieron que irse de su casa, reportaron Elisenda Colell y Patricia Martín para El Periódico. Las reporteras dan otros datos de las fuentes oficiales: “676 mujeres y 70 niños están conviviendo con su agresor”.
En España —y en otros países de Europa— un grupo de farmacias de las comunidades autónomas de Canarias, Andalucía, Cantabria, Comunidad Valenciana, Madrid, Cataluña y Extremadura hicieron red para ayudar a las mujeres que, por seguridad, no pueden usar la atención telefónica, reportó RTVE. Si una mujer sufre violencia de género, en su casa o en la calle, puede ir a la farmacia y decir el código “Mascarilla 19”. Quienes la atienden sabrán qué hacer: llamarán al 112, a las autoridades, y cursarán la denuncia.
Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora ejecutiva de ONU Mujeres, dijo en una declaración del 6 de abril que en la medida en la que avanzan la infección y el confinamiento en todo el mundo, aumenta la violencia contra las mujeres –a la que Mlambo-Ngcuka llama “la pandemia en la sombra”–, lo cual se refleja en más petición de ayuda a través de los servicios de atención.
La funcionaria da cuenta de este aumento en Argentina, Canadá, Francia, Alemania, España, Reino Unido y los Estados Unidos.
“El confinamiento aviva la tensión y el estrés generados por preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y el dinero. Asimismo, refuerza el aislamiento de las mujeres que tienen compañeros violentos, separándolas de las personas y los recursos que mejor pueden ayudarlas. Es la situación perfecta para ejercer un comportamiento controlador y violento en el hogar. De forma paralela, al tiempo que los sistemas sanitarios se esfuerzan al límite, los refugios para la violencia doméstica alcanzan también su máxima capacidad, agravándose el déficit de servicio al readaptar dichos centros a fin de ofrecer una respuesta adicional al COVID”, declaró.
Sobre Estados Unidos, la directora de ONU Mujeres usa como referencia un artículo de Loi Almeron para Mission Local, que informa que la línea telefónica de atención a la violencia doméstica no ha visto un aumento concreto de las llamadas en el país, pero sí un repunte “del número de sobrevivientes que nos contacta, preocupadas por COVID-19 y cómo su marido abusador está aprovechando el COVID-19 para aislar, coaccionar o aumentar en miedo en la relación”, apunta Katie Ray-Jones, directora general de este servicio de atención telefónica. Según Ray-Jones, en dos semanas, entre el 10 y el 14 de marzo, 951 mujeres hicieron estos contactos.
En Latinoamérica se han activado o reforzados líneas de atención telefónica para la violencia contra las mujeres en Chile, Colombia, Argentina, Uruguay, México, Perú, informa BBC Mundo.
Maltrato infantil
El maltrato infantil también aumenta con el confinamiento.
La Fundación Anar, con una larga trayectoria en el tema en España, amplió los horarios de su servicio de atención a los niños y niñas. La última semana de marzo registró 173 casos de “violencia seria contra menores”, escribió Cathy Elelman para EuroWeekly. 12,7% de esos casos fueron de violencia física y 6,9% de violencia psicológica.
“Las niñas y niños y adolescentes que sufren violencia atraviesan este momento con gran desesperanza y no pueden escapar de ello. De allí que vean el suicidio como la única salida, y todo esto puede agravar otros problemas psicológicos debido al confinamiento”, le dijo Benjamin Ballesteros, director de programas de la Fundación Anar.
Sobre el maltrato infantil en Estados Unidos, advierte Jarrod Sadulski, experto en respuesta policial y seguridad: “Ahora con las órdenes de quedarse en casa, las víctimas podrían estar más en peligro como consecuencia del estrés de los padres por la pérdida de empleo, fuentes de alimentación restringidas, problemas financieros y el confinamiento de familias juntas todo el día en cuartos estrechos por un largo periodo. Aunque antes de las órdenes de quedarse en casa, alguna víctimas de maltrato infantil pueden haber logrado salir de sus casas y alejarse de la amenaza para pedir ayuda, esa opción no está disponible para muchas víctimas por el momento”.
La ONG Aldeas Infantiles, con una cobertura de casi 75 mil ni niños en Latinoamérica, anunció que reforzó su atención en la región ante lo que, consideran sus responsables, se abre como un riesgo del abuso y maltrato infantil por las medidas de confinamiento
La oficina de la Organización de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef) instó a los gobiernos del mundo “a garantizar la seguridad y el bienestar” de los niños y niñas durante esta crisis y “ante la intensificación de las repercusiones socioeconómicas de la enfermedad [COVID-19].”
“En cuestión de meses, el COVID-19 ha cambiado por completo la vida de los niños y las familias de todo el mundo. Las medidas de cuarentena, como el cierre de las escuelas o la restricción de los desplazamientos, si bien se consideran necesarias, están interrumpiendo los sistemas de apoyo y las costumbres habituales de los niños. Además, están añadiendo nuevos factores de estrés a los cuidadores que, en muchos casos, tienen que renunciar al trabajo”, dice la declaración de Unicef.
Según este organismo, dos de cada tres niñas y niños sufren “algún tipo de disciplina violenta en el hogar (psicológica y física)” y uno de cada dos recibe castigo corporal.
Las cifras son de antes de la pandemia.