Un proyecto financiado por la Unión Europea desarrolla tejidos que permiten un alto rendimiento en el cultivo de algas marinas, un producto que aparte de usarse para la industria alimentaria, también se aprovecha como ingrediente de piensos, para la elaboración de bioquímicos y producción de biocombustibles.
En la actualidad, las algas se obtienen recolectándolas en su medio natural o mediante el cultivo en cuerdas. Ninguno de estos métodos permite aumentar la escala de producción con facilidad, ya que ambos requieren mano de obra intensiva con rendimientos relativamente bajos.
La empresa Sioen Industries, con sede en Bélgica, desarrolló tejidos que pueden soportar un gran número de plantas de algas sin romperse o atraer plantas o moluscos no deseados. Gracias a recubrimientos de origen biológico, estos tejidos protegen a las algas jóvenes y estimulan su crecimiento.
Bert Groenendaal, coordinador del proyecto denominado AT~SEA, afirma que el cultivo de algas en escala comercial gracias a estos nuevos tejidos puede ayudar a crear una industria sostenible económicamente e impulsar el crecimiento y el empleo.
Los experimentos con estos nuevos tejidos se llevan a cabo en Noruega, Escocia e Irlanda, donde se han obtenido rendimientos de hasta 16 kg de algas húmedas por metro cuadrado, lo que representa de tres a cinco veces el rendimiento del cultivo de algas tradicional.
El proyecto también evalúa otros usos comerciales de los tejidos desarrollados, además del cultivo de algas. Estos usos incluyen otros tipos de acuicultura y contenedores flexibles para el transporte de agua dulce por mar.
El cultivo de algas a gran escala también podría tener un impacto positivo en el ecosistema del océano. Las algas cultivadas pueden ayudar a absorber el exceso de CO2 en el agua de mar y los nutrientes de residuos de las piscifactorías cercanas.
Las algas se consumen directamente en países asiáticos. En Europa, se emplean en alimentos procesados como la leche chocolatada, yogures, bebidas saludables y cervezas. También son fuentes de productos bioquímicos para medicamentos, cosméticos naturales y fertilizantes orgánicos. Otras son prometedoras para la producción sostenible de biocombustibles si se cosechan en las cantidades necesarias para la producción industrial.
El proyecto cuenta con fondos por US$ 4,39 millones (3,4 millones de euros), reúne a seis pymes, una gran empresa y cuatro centros de investigación de Bélgica, Irlanda, Marruecos, Países Bajos, Noruega, Portugal, España y el Reino Unido.
Fuente: Artículo publicado originalmente en FIS | @IQLatino
Imagen: pixabay