Cada noviembre se celebra en Argentina la semana del Orgullo LGBTIQ+ y de repente las calles, los bares, y sitios emblemáticos se tiñen de los colores del arcoíris. Claro, las marcas “no pueden” quedarse atrás, y también “deben” aprovechar esta oleada para no quedar fuera. Año tras año, desde 1992, cada primer sábado de noviembre, Argentina celebra los derechos conquistados y reclama, sobre todo, los que aún nos falta conquistar.
Al pensar en escribir sobre este tema, debo aclarar que tuve un encuentro de sensaciones. Primero como parte del colectivo LGBTIQ+ pero también como trabajadora del mundo de la comunicación. Está de más aclarar, espero, que celebro que cada vez estemos ganando más derechos, que podamos vivir en nuestro país con más libertades, que los medios hablen del tema, que gobiernos se sumen a concientizar, que las marcas “aprovechen” y también lo hagan. Pero aún falta mucho. No me voy a centrar en todo lo que falta, hay grandes personalidades en el colectivo que pueden contar acerca de esto mucho mejor que yo.
Por eso me abocaré a lo que llama mi atención desde hace unos años. Como mencioné, las marcas no quieren quedarse fuera y encuentran en estos días una buena “excusa” para estar a la moda y sumarse a la movida pride. Una gran oportunidad para mostrar que son cool y “gayfriendly”. Pero, ¿por qué ahora?, ¿por qué solo en estos momentos mediáticos o masivos? ¿No sería bueno romper con el esquema y salir a concientizar durante todo el año? Quizá la respuesta esté en la segunda oración de este párrafo. Pero prefiero ser optimista y pensar que es un primer paso y que veremos en corto plazo una buena acción de concientización en marzo, abril o mayo. Seguro muchos dirán: “pero en junio también las marcas se visten de diversidad”. No me vengan con eso. Estamos hablando de dos días, un 28 de junio y un sábado de noviembre. Dos días de 365. No desviemos el foco.
Ojalá me encuentre en unos años, celebrando que esta columna queda arcaica, que ya no hay marchas reclamando derechos, y que las calles, bares, marcas, y la comunidad toda, se tiña de un solo color que sea el de vivir libres, felices, sin miedos. Pero la realidad hoy es otra, y nos obliga a replantearnos todo el tiempo, como comunicadores o como empresarios, si podemos hacer algo más, algo mejor que sumarnos a una movida de un día (o dos) para quedar “cool”. Quizá empezar a pensar en ¿podemos hacer algo dentro de la empresa o solo lo mostramos a nuestros consumidores? ¿Hacemos actividades con los hijos/hijas/familias de quienes trabajan en la organización? Por lo menos empezar a preguntarnos es un gran comienzo