La caída en los precios del petróleo, la actuación de Rusia en la crisis de Ucrania, los problemas de corrupción en Brasil, el menor crecimiento de China, son reflejo de que el llamado grupo BRICS, (que integran economías emergentes de Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) no pasan por su mejor momento. Rusia atraviesa la situación más difícil. En diciembre del año pasado el viceministro ruso de Economía, Alexéi Védev, reconoció que el Producto Interno Bruto este año retrocedería 0,8%, aunque originalmente se había previsto un crecimiento de 1,2%. Incluso se prevé que la economía rusa entre en recesión técnica en el primer trimestre de este año. Nadie duda que Brasil seguirá siendo un sostén importante para toda la economía latinoamericana pero el impulso que le dará no será el mismo en los próximos años. Hace un par de semanas, el gobierno de Dilma Rousseff anunció un recorte de gastos de funcionamiento en el sector público con el que pretende ahorrar 703 millones de dólares mensuales. El ritmo del gigante asiático se desaceleró y eso preocupa a sus socios por todo el planeta. La India es el país que proyecta las mejores señales entre las economías emergentes y genera expectativas positivas para estos próximos años. El propio creador del término BRICS, Jim O’Neill, exjefe economista de Goldman Sachs, es muy poco optimista sobre el futuro las economías emergentes.
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