El desafío de la deserción escolar en América Latina

Si bien en la región existe una creciente conciencia de la relación entre educación y desarrollo económico, hay poco debate sobre la necesidad de combatir el abandono escolar

Entre 2013 y 2040 cerca del 40% de la fuerza laboral de América Latina no contará con título secundario. ¿Cómo podrá la región sostener el crecimiento económico de la última década cuando casi la mitad de su capital humano carece de las competencias básicas para competir en este siglo? ¿De dónde vendrá la innovación, el crecimiento de la productividad, la capacidad de emprender que todos los economistas destacan como el único camino para saltar al próximo nivel de desarrollo económico?

Si bien América Latina ha mejorado mucho en términos de acceso a la educación a nivel de escuela primaria e inicios del secundario, la deserción escolar sigue siendo muy alta. Según datos del Banco Mundial, sólo el 55% ha terminado la preparatoria en México, el 50% en Argentina, el 60% en Colombia y casi el 70% en Chile. A ello se suma el hecho que la población estudiantil que sí se gradúa, lo hace con indicadores de calidad bajos que los ubican en las últimas posiciones de todos los rankings internacionales.

Expertos en todo el continente están prestando atención al desarrollo temprano, al entrenamiento docente y otros aspectos centrales de la reforma educativa, pero también es necesario poner el foco en los millones de estudiantes que dejan la escuela cada año, una crisis que impactará no sólo en las posibilidades individuales para encontrar un trabajo y potenciar el desarrollo profesional sino también en la economía en general. “La crisis de la deserción escolar en América Latina requiere de mayor atención de todos los actores educativos, gobiernos, sociedad civil, padres y alumnos”, señala Gador Manzano, coordinadora de la iniciativa GraduateXXI, que lanzara el Banco Inter-Americano de Desarrollo en el 2012 para prevenir el abandono escolar.

Existen diferentes causas de deserción escolar. Las más evidentes son las económicas, referidas al costo de oportunidad de los jóvenes, que tienen que dejar de estudiar para trabajar y mantenerse ellos y a sus familias. Según el reporte del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL), vinculado a la OEI y a UNESCO, un 23% de los estudiantes abandona la escuela por este motivo.

Pero aproximadamente un 40% de los estudiantes, según la misma fuente, dejan la escuela porque la encuentran aburrida, porque no le ven una necesidad o utilidad. Y si bien las razones económicas impactan más bien en la deserción de los estudiantes de familias de menores ingresos, el dejar la escuela por falta de interés es un fenómeno transversal a todos los niveles económicos.

Ésta es una crisis de la que no hay suficiente noción en la región. Si bien en América Latina existe una creciente conciencia de la relación educación y desarrollo económico, con la demanda por educación en aumento a partir del crecimiento de la última década y la expansión de las clases medias, hay poco debate sobre la necesidad de combatir el abandono escolar.

Algunos países han comenzado a abordar este problema estableciendo programas que permiten a los alumnos prepararse aceleradamente y rendir un examen validatorio, como el ICFES-Saber en Colombia, Ceneval en México, y Adultos2000 en Buenos Aires. Según las diferentes regulaciones, los adultos que ya están fuera del sistema formal, usualmente mayores de 18 años, puede prepararse en institutos educativos o por su cuenta para rendir el examen.

Probablemente la tecnología sea la mejor forma de llegar a las personas que han dejado el sistema y quieren volver a terminar sus estudios secundarios. De acuerdo al estudio de SITEAL, más del 5% de los encuestados dijeron que no terminan sus estudios por falta de información y oferta para hacerlo. La educación online pueden dar muy buena respuesta a este problema, además de ofrecer alternativas más flexibles para los adultos que están trabajando a tiempo completo o que por razones familiares no tienen tiempo de volver a la escuela varias horas por día.

Quizás la secundaria del futuro, en particular para adultos, sea más bien una combinación de preparación vocacional y técnica fusionada con los estudios formales. Ante la desconexión entre la preparación de la escuela y la demanda laboral, ésta podría ser una forma de acercarlas y de darle más opciones a los que se encuentran fuera del sistema de enseñanza. “Mejorar la calidad educativa, ya baja en América Latina, no será suficiente, si no se trabaja en incorporar a la mitad de la población joven a la educación formal”, concluye Manzano, “éste es nuestro desafío”.