Un monumento en Washington, que todavía no se ha construido, podría medir en tiempo real los efectos del cambio climático. Y demostrarlos. Un monumento histórico que se va haciendo continuamente. Se llama el Cronógrafo del Clima y está diseñado para Hains Point, un parque en la ribera del río Potomac “que ya es una víctima regular de inundaciones”, como apunta Citylab Latino. El monumento consiste en “una inclinación con cerezos que avanza hacia el Potomac. A medida que el río crezca, los árboles se hundirán fila tras fila, creando una línea del tiempo tangible del calentamiento global, utilizando los sublimes brotes y los ya podridos árboles que irán quedando”, según la publicación.
Azimuth Land Craft es la compañía de arquitectura que diseñó este proyecto de monumento, con la firma de los arquitectos paisajistas Erik Jensen and Rebecca Sunter, para el concurso Memorials for the Future. “El Cronógrafo del Clima es lento y nos ofrece una oportunidad para cambiar la actual forma acelerada de pensar hacia un marco de tiempo más largo y multigeneracional”, dijeron las arquitectas a Citylab.
Este monumento se transforma de forma constante, dice la presentación del proyecto en el sitio web de la firma de arquitectos. “El monumento conmemora las condiciones presentes y futuras. El cambio climático es un conmovedor recordatorio de los impactos generacionales de nuestras acciones diarias. Espacializando este momento de incertidumbre y desafío, el monumento usa la orilla que hoy existe [en el parque] como un marcador de acciones pasadas y decisiones futuras. Mientras a un tiempo extiende y contrae nuestra experiencia humana de lo temporal, la naturaleza es la autora de su largo despliegue en la tierra, en la cual el pasado, el presente y el futuro se incrustan juntos”.
“Es un monumento visionario que toma un proceso global complejo como el cambio climático y lo convierte en una experiencia tangible y personal. Mientras los monumentos convencionales conmemoran un momento del pasado, este, de aspecto tradicional, ofrece un paisaje reimaginado y un observatorio vivo que permite a la gente interactuar con el espacio mientras evoluciona de forma impredecible con el tiempo”, elabora la nota de prensa de la competencia.
“Los residentes podrán ver una progresión gradual del aumento del nivel del mar, mientras que los visitantes de otras ciudades nunca tendrán la misma experiencia del monumento. Imaginen un clásico viaje estadounidense a Washington en el octavo grado: verán una fila de árboles inundados. Durante una protesta universitaria verán tres filas. Y cuando vuelvan más tarde en su vida con sus hijos verá siete filas de ramas. La transformación es un espejo de la transformación del mundo y es un testigo de los cambios que se verán en el paisaje a través del tiempo. Cuando nuestros niños y los niños de nuestros niños lo visiten, podrán tener una demostración legible del cambio a través de las generaciones”, añaden las arquitectas.
Así que, como explica el prospecto del proyecto, el monumento es un “registro público del aumento de los niveles del mar”.
“La naturaleza escribirá nuestra historia, nuestras decisiones, dentro del paisaje, mientras enfrentamos este, nuestro momento más vulnerable”, dice.
No aparece aún una fecha para la construcción del monumento.
El ganador de Memorials for the Future, competencia organizada por el Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos, y los finalistas están siendo exhibidos desde el 8 de septiembre en el John F. Kennedy Center for the Performing Arts.
Imagen: Climate Chronograph, Azimuth Land Craft