El COVID-19 ha traído crisis y oportunidades en casi todos los sectores de los que se ocupa la política pública. Si bien ya hemos hablado en anteriores columnas acerca de los impactos que la pandemia tuvo, y aún tiene, en el empleo, resulta interesante centrarnos hoy en una nueva oportunidad que el teletrabajo les otorga a las diferentes ciudades del mundo.
En muchas organizaciones del mundo, el teletrabajo les permite a funcionarios y profesionales no solo trabajar desde su casa, sino también la posibilidad de moverse a otra ciudad u otro país y realizar las mismas actividades laborales. Esto lo vemos en diferentes organizaciones que ya lo están implementando desde organismos multilaterales, hasta fondos de inversión y Universidades como lugares en los que cada vez más empleados trabajan fuera de sus oficinas de Washington de forma colaborativa gracias a estas nuevas herramientas, pero sin perder ninguna oportunidad y probablemente con una mayor productividad.
Enfocándonos en el ámbito público, muchos gobiernos están aprovechando esta oportunidad para promocionar su país o ciudades como el lugar ideal donde uno puede instalarse para teletrabajar, cuando nuestra oficina se encuentra físicamente en sitios como Washington, Londres o París.
Este trabajo remoto en algunas ocasiones se puede realizar entre una ciudad y otra de un mismo país o puede ocurrir entre diferentes Estados. Los teletrabajadores se ven principalmente atraídos por el clima, el paisaje y las comodidades, y así vemos como varios países del Caribe y sus hoteles, han recibido a gran cantidad de norte-americanos y canadienses para teletrabajar desde allí.
Grecia es un buen ejemplo de esta nueva dinámica. En diciembre aprobó una ley que ofrece tasas impositivas más bajas a los “migrantes digitales” que se mudan allí. Pero también vemos otros Estados que están aprovechando esta oportunidad para hacer política pública como es el caso de la Ciudad de Buenos Aires.
Ubicándose entre las mas altas de las 100 mejores ciudades del mundo y segunda en Latinoamérica, solo superada por San Pablo, la Ciudad de Buenos Aires es una de las ciudades más atractivas para visitar, vivir y trabajar según el ranking “World’s Best Cities 2021” de la reconocida consultora Resonance Consultancy.
El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está aprovechando todo su potencial: su cultura, innovación y atracciones turísticas, para transformarse en el nuevo destino de estos teletrabajadores del mundo.
Hoy, la Ciudad apuesta e innova para atraer a más gente, ya no solamente desde el turismo, sino desde el trabajo. Actualmente se están gestionando algunos convenios con diferentes espacios de coworking, plataformas de viviendas temporales y tarifas especiales en diferentes servicios. Estamos siendo testigos del surgimiento de una nueva ‘categoría’ de visitante, que ya no puede ser clasificada como turista, pero tampoco como residente. Una categoría en la que el turismo y el trabajo se fusionan, donde las personas dejan de hacer viajes relámpagos de reuniones y conferencias, para quedarse en el destino a vivir y trabajar por algunos meses.
La oportunidad que está viviendo la Ciudad de Buenos Aires sobre el nuevo turismo de teletrabajo, indudablemente es un gran desafío para la política pública que deja muchas interrogantes. ¿Cómo deben ser?, ¿será necesaria la creación de una nueva visa de trabajo?, ¿cuánto tiempo debería durar?, ¿qué requisitos serían necesarios?, ¿se podría renovar?
Si bien algunas de estas preguntas están siendo resueltas en conjunto con el Gobierno Nacional, aún quedan muchas por resolver. Sin dudas un proyecto ambicioso que no solo traerá reactivación económica, prestigio e inversiones, sino que la integrará más y mejor al mundo.