ELSA ZALDÍVAR: Cultivando hogares reciclables

“Queremos encontrar alternativas de viviendas sustentables para los pobres y al mismo tiempo descubriendo nuevos mercados para sus productos agrícolas. Esta es la combinación perfecta.”
Elsa Zaldívar
Photo: ©Rolex Awards/Jess Hoffman

En las zonas rurales de Paraguay asediadas por la pobreza, una activista de innovación social ha encontrado un nuevo uso para un viejo vegetal. Elsa Zaldívar, cuyo compromiso duradero para ayudar a los pobres y al mismo tiempo proteger el medio ambiente le ha ganado un profundo respeto en su tierra natal, toma residuos de esponjas vegetales y las mezcla con otra materia vegetal y plástico reciclado para formar paneles fuertes y livianos que pueden ser fácilmente ensamblados para crear estructuras sencillas, incluyendo casas. Su solución tecnológica y amigable con el medio ambiente para la escasez de viviendas en su país ayudará a salvar lo que queda de los bosques de Paraguay que se están reduciendo rápidamente.

 

Elsa Zaldívar ha pasado más de veinte años mejorando las vidas de las mujeres en Paraguay. “Encontrar soluciones para eliminar la pobreza, generar riqueza y mejorar la calidad de vida de la gente de una forma sustentable es lo que me inspira y me trae felicidad en mi vida profesional,” dice Zadívar.

Nacida en 1960, su madre fue una artista en el mundo del entretenimiento, mientras que su padre era un líder político fieramente opuesto a la dictadura militar en Paraguay. Fue laureada de los Premios Rolex 2008 por su proyecto innovador.

Pequeños pasos, grandes beneficios: la solución de la esponja

Zaldívar decidió que la mejor manera de mejorar las vidas de las mujeres en zonas rurales sería mediante el aumento de su capacidad para generar ingresos. La economía del área había declinado con el colapso del algodón y el creciente cultivo de a soya, un cultivo ambientalmente desastroso que dejó los suelos contaminados y forzó a familias enteras a abandonar la tierra, dejándolas en el desempleo. Zaldívar se interesó en la luffa, una planta que crece con facilidad en la región pero que había perdido popularidad. En manos de las mujeres locales, la empresa resultó exitosa en el mercado mundial, recibiendo elogios de ambientalistas y otros. Eventualmente, hasta se ganó el respeto de los hombres de la localidad, quienes inicialmente se habían burlado ante la idea de un proyecto como idea de mujeres que no tenía ningún chance de éxito. Zaldívar escribió un manual sobre el cultivo de luffa para extenderlo a otras regiones. Recibió la beca de investigación Ashoka en 2001 para continuar sus esfuerzos de capacitar a mujeres de zonas rurales para hacer productos de luffa y crear micro-empresas.

Casas reciclables: transformando los desechos en hogares

Decidida en encontrar un mercado para el residuo de la luffa (aproximadamente un tercio de las luffas cultivadas eran de calidad inferior y no podían ser exportadas), Zaldívar formó un equipo con Pedro Padrós, un ingeniero industrial, para buscar una manera de usar el material vegetal para construir paneles económicos para paredes y techos. Zaldívar se había dado cuenta de que si el primer paso había sido mejorar la vida de los pobres aumentando sus ingresos, el siguiente sería ayudarlos a buscar una vivienda decente, lo cual podría elevar dramáticamente su calidad de vida.

Tras varios intentos de mezclar la luffa con diferentes tipos de pegamentos, a Padrós se le ocurrió usar desechos plásticos con el luffa e inventó una máquina para mezclar estos materiales y otras fibras. Cientos de intentos después, Base ECTA (una organización sin fines de lucro encabezada por Zaldívar) con el apoyo del Ministerio de Ambiente de Paraguay, obtuvo fondos del Banco de Desarrollo Inter-Americano para construir el prototipo de la máquina para producir los paneles. La mezcla fue exitosa. El uso de los paneles además ayudará a prescindir de los bosques del país, que ya han sido reducidos en un diez por ciento.

Padrós ha refinado el diseño de los paneles, y las mejoras han bajado los costos de producción. Zaldívar predice que, mientras los experimentos continúen, los precios seguirán bajando para hacer los materiales accesibles a los más pobres, quienes podrán construir sus casas en tan solo tres o cuatro días. Además, Padrós asegura que los paneles están diseñados para no generar desecho alguno. Los paneles pueden ser reciclados numerosas veces y hasta ser usados como una fuente de combustible de alta energía.

Los paraguayos reciben la noticia de los paneles con gran emoción.  Elsa Zaldívar ha demostrado que la innovación genera un impacto. O varios.

Photo: ©Rolex Awards/Jess Hoffman

Traducción Zoe Valery | IQ Latino Twitter @IQlatino