Emprendimientos e innovación para mejorar la educación de los latinos

Por el bien de nuestro futuro económico -y el de nuestros hijos- necesitamos volver a comprometernos con encontrar nuevas formas de mejorar nuestro sistema educativo

A esta altura todos conocemos los números. Cuando se trata de educación, los hispanos en USA están en problemas. Hay una clara y persistente brecha entre el desempeño de los alumnos blancos y latinos –las tasas de graduación de los blancos supera a la de los latinos por cerca del 12 por ciento. Casi el 15 por ciento de los latinos abandona sus estudios antes de completar el secundario. En los distritos más pobres, como el Distrito de Columbia, la brecha entre los blancos y latinos que se gradúan llega al 30 por ciento.

El hecho de que esta brecha persista a pesar de una década de intensas reformas indica que quizás reformar no sea suficiente. Es necesario un abordaje más amplio, que tome en cuenta las necesidades en el desarrollo infantil temprano y que incluya políticas para la mitigación de la pobreza, así como un foco renovado en los estudiantes y las tecnologías emergentes que pueden ofrecerles nuevas oportunidades y habilidades.

Un enfoque más amplio es crítico porque nuestra educación no es sólo una tragedia hispana. Una generación entera está saliendo de la escuela con menos herramientas y menos capacidad de encontrar un buen trabajo y ascender en la escala social y económica. Como Ron Packard, fundador de K12 Inc, sostiene en su nuevo libro Education Transformation, “fracasar en la educación de un subsector de la población significa que a ese subsector se le denegarán las oportunidades presentadas por la economía dinámica del siglo XXI”.

Y esta falta de oportunidades tiene consecuencias profundas para la economía de todo el país. El capital humano es la base de la alta productividad, el emprendimiento y la innovación, y, en última instancia, del crecimiento económico sustentable.

Mientras las reformas educativas tradicionales para elevar los estándares y la flexibilidad del sistema aún son necesarias, no son suficientes. Más importante es devolver al estudiante al centro del sistema y reenfocar en mejorar el aprendizaje. Esto significa generar más sistemas de datos para saber en tiempo real qué funciona, promoviendo el conocimiento colaborativo, extender el tiempo disponible para aprender, y permitir a los estudiantes y maestros experimentar y desarrollar métodos personalizados.

Según Eugenio Severin, emprendedor chileno y ex jefe de gabinete del Ministerio de Educación de su país, aquí es donde las tecnologías pueden jugar un rol en mejorar dramáticamente la calidad educativa. Fundador de la plataforma de entrenamiento  Docente al Día, Severin argumentó que los programas de educación combinada pueden tanto mejorar las habilidades tradicionales del maestro, como expandir el acceso a los recursos educativos a costos menores.

Un corolario a su argumento sobre la tecnología es la necesidad de ampliar el compromiso con la reforma a más sectores de la comunidad. El proceso político formal y las burocracias no pueden seguir siendo el único conducto para la insatisfacción con el sistema educativo, porque la innovación probablemente no venga de estos sectores. En su lugar, el cambio provendrá del involucramiento de más emprendedores, empresas e intereses filantrópicos, y de la participación de los padres hispanos.

El debate necesita ampliarse a estas otras esferas a fin de que aumente la conciencia sobre los problemas y se generen soluciones renovadas. Los desafíos son demasiado grandes y lo que está en juego es demasiado importante, y los obstáculos son también demasiados, como para que el resto de la sociedad no se involucre. Como el reciente informe de Brookings Investment in Global Education: A Strategic Imperative for Business sostiene, “mientras los gobiernos y los donantes internacionales deben ser forzados a hacer más, claramente se necesitan nuevos actores para avanzar el estado de la educación”.

El informe Brookings también confirma que el sector privado debe jugar un rol clave. Los programas privados serán capaces de proveer educación a adultos, incrementar el entrenamiento profesional y brindar a los estudiantes jóvenes con mejor información académica.

Otras minorías enfrentando brechas de aprendizaje como estas han progresado y pueden enseñar lecciones valiosas a la comunidad hispana. Numerosos líderes afroamericanos proveen ejemplos de emprendedurismo social, desarrollando nuevas instituciones y lanzando iniciativas tendientes a mejorar la educación. Los hispanos debemos seguir ese camino y desarrollar liderazgos fuera del sistema.

Ya existe cierto avance en esta área. Tenemos a Alex Hernandez en el Charter School Growth Fund, a Ximena Hartsock, que colaboró con Michelle Rhee en StudentsFirst, o a Julio Fuentes, Presidente y CEO del Hispanic Council for Reform and Educational Options. Fernando Zulueta, es CEO de Academica Corp, el grupo más grande de Florida de gestión de escuelas charter.

Pero se puede –y se debe- hacer mucho más. Cuando se trata de tasas de deserción y de reconectar a los adultos con oportunidades educativas, la tecnología juega un rol crucial. Especialmente para quienes trabajan, a menudo full time y con familias, la promesa de la educación combinada y a distancia puede ser el único camino hacia la educación superior, en un contexto donde más del 85 por ciento de los latinos adultos carece de título secundario.

También en otras áreas –incluyendo los idiomas y la educación técnica- los emprendedores hispanos pueden tener un impacto significativo. Por el momento el rol de la comunidad hispana en este tipo de innovación se encuentra en una encrucijada. Por el bien de nuestro futuro económico –y el de nuestros hijos- necesitamos volver a comprometernos con encontrar nuevas formas de mejorar nuestro sistema educativo.