Más de mil millones de personas en el mundo (15% de la población mundial) tiene algún tipo de discapacidad. Son el mayor grupo minoritario del planeta, de acuerdo con las estimaciones más recientes sobre la incidencia de la discapacidad incluidas en el Informe Mundial sobre Discapacidad (2011), publicado conjuntamente por la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial.
Por lo general, a cualquier persona de este grupo se le hace muy difícil conseguir un trabajo, debido a los prejuicios que hacia ellas tienen las compañías y los empleadores. Por eso, muchos desisten de la idea y otros ni lo intentan.
La Federación de empleadores de Chile (SOFOFA) y la OIT realizaron un estudio de 150 empresas que emplean personas con discapacidad. El estudio constató que este grupo representa el 0,5 % del total de la fuerza de trabajo. De acuerdo con los datos más recientes, el 7,6 % de la población chilena tiene algún tipo de discapacidad.
Basándose en este estudio, SOFOFA y la OIT lanzaron un programa conjunto que establece directrices para ayudar a las empresas a comprender que contratar a personas con discapacidad aumenta la eficiencia, la productividad, la competitividad y el éxito en general.
El programa, organizado en cuatro capítulos – tres dirigidos a los empleadores y uno a los trabajadores – ofrece un conjunto de herramientas para superar la visión errónea de que tener una discapacidad constituye un impedimento para trabajar. Promueve además la idea de que integrar a las personas con discapacidad en el lugar de trabajo no sólo es positivo para el empleo y el crecimiento económico sino también para la sociedad.
Por ejemplo, ofrece asesoría a las empresas sobre las políticas de prevención de riesgos laborales y sobre los incentivos legales y financieros existentes para la contratación de personas con discapacidad. También proporciona a los trabajadores consejos sobre cómo acceder al mercado laboral.
Jorge Coggiola es jefe de producción en Sánchez y Cía, una empresa fabricante de plástico que emplea a personas con discapacidad. Diez de sus 150 empleados en la fábrica de Quilicura (ciudad satélite de Santiago) tienen algún tipo de discapacidad auditiva. Coggiola admite que la empresa comenzó a contratar a personas con discapacidad porque tenía dificultades para llenar los puestos vacantes. Pero echando la vista atrás, fue una gran idea.
“Estamos predispuestos a pensar que las personas con discapacidad tienen dificultades para trabajar, aprender o hasta para afrontar sus vidas cotidianas. Fue sólo cuando comencé a trabajar con ellos que me di cuenta de que no es así. Ellos aprenden y se adaptan, y pueden ser autosuficientes”, agrega.
El desconocimiento es el principal obstáculo para que las personas con discapacidad accedan al mercado laboral y tengan una vida normal.
“Esta falta de información genera mitos, miedos y prejuicios. Por ejemplo, algunas empresas expresan su preocupación sobre el temor que tienen de que las personas con discapacidad se accidente con mayor frecuencia o que se ausenten más por motivos de salud”, señala Andrés Yurén, Especialista principal de la Oficina de Actividades para los Empleadores (ACT/EMP) de la OIT en Santiago.
“La evidencia recabada por la OIT demuestra lo contrario. Las personas con discapacidad suelen ser mucho más cuidadosas que una persona con plenas capacidades ya que saben que tienen que cuidarse para no complicar su vida aún más. En cuanto al ausentismo, sucede lo mismo, las personas con discapacidad faltan mucho menos y son muy fieles a sus trabajos”, agrega.
Los beneficios de emplear a personas con discapacidad han sido extensamente documentados: son empleados serios y responsables; ayudan a reforzar la moral de la fuerza laboral; son un recurso de competencias y talentos sin explotar; y los consumidores tienden a tener un buen concepto de las empresas que los emplean, hasta el punto de decidirse a cambiar de marca por este motivo.
Fuente: OIT