En el 2022 la educación nos obligará a involucrarnos más que nunca

Mariana López Ávila, licenciada en psicología y responsable de Relaciones Internaciones de STEM For Kids México, insiste en la importancia de las estrategias educativas para 2022.

Es bien sabido que en nuestro país, México, existen importantes brechas en temas de educación, las cuales vemos a diario reflejado en los diversos canales de comunicación. Estos datos sin duda alguna son alarmantes, pero también son de mucha relevancia para poder seguir tomándolos como base y lograr plantear objetivos que nos ayuden a crear iniciativas innovadoras que logren combatirlos.

Según datos de UNICEF, en México son 4 millones de niños, niñas y jóvenes los que no  asisten a la escuela y 600 mil más se encuentran en riesgo de dejarla por diversas razones. La falta de recursos, la lejanía de las escuelas, la violencia, falta de inclusión, entre muchas otras nos traen como consecuencia un lejano posible desarrollo en toda la extensión de la palabra.

Respecto a la delincuencia juvenil, por ejemplo, son muchos los factores que influyen, pero entre los principales se encuentran los ámbitos escolar, social, comunitario, socioeconómico y cultural. Desde una perspectiva educativa es urgente diseñar y aplicar estrategias que realmente penetren en estos diversos factores y nos permitan salir del círculo vicioso.

Un niño o niña que no asiste a la escuela no contará con las herramientas y competencias claves que les permitan tener un mejor desarrollo profesional y personal, mucho menos la posibilidad de ejercer la mayoría de sus derechos.

Es básico tener claras las brechas y los datos duros que respaldan dichas afirmaciones, sin embargo, me parece de mayor relevancia el ¿qué hacer ante esta situación? y el ¿cómo colaborar desde donde sea que nos encontremos para combatir esta realidad?.

Si contemplamos a todos los actores que existen para que una educación de calidad cobre sentido, probablemente nos sentiríamos como sociedad más comprometidos y buscaríamos la forma de involucrarnos. Somos docentes, líderes de instituciones educativas, líderes del mercado laboral, tomadores de decisiones en políticas públicas, padres de familia y comunidades las que debemos colaborar para atender las distintas brechas, pues debe ser de interés común que estas se combatan desde la raíz. Para poder crecer, uno mismo necesita caminar de la mano de la sociedad, ahí encontrará mayores oportunidades.

Las empresas necesitan líderes del cambio que generen aportaciones y crecimiento a sus negocios. La sociedad necesita inventores de soluciones que atiendan las necesidades de sus comunidades y ciudadanos orgullosos de formar parte de su lugar de origen. Las escuelas necesitan personas capacitadas y motivadas para seguir ejerciendo su tan noble labor, necesitamos vaciar un poco su plato y dejar ahí solo las herramientas que les agreguen valor a su importante rol en la sociedad. Los padres de familia debemos de propiciar el aprendizaje no formal, además de invertir factores como tiempo y dinero en experiencias que aporten valor a la formación de nuestros hijos e hijas más que en otras cosas no tan relevantes en este sentido.

A los más afectados, voltearlos a ver y planear estrategias pensadas y diseñadas especialmente para ellos, no basta con ir a una comunidad a acondicionar un aula virtual si no se les enseña cómo explotar todos esos recursos. Es hora de hacer que nuestros esfuerzos y los presupuestos que se asignan a iniciativas educativas generen un impacto real a corto, mediano y largo plazo.

Un primer paso podría ser diseñar programas en etapas tempranas que permitan conocer a las distintas poblaciones para poder contar con los elementos necesarios y diseñar un plan académico que convenga. De esta forma lograremos que la implementación se dé de manera más orgánica y profunda y entonces al medir el impacto en las personas que incidamos, podamos detectar cambios que nos motiven a nosotros y a las comunidades en las que logremos incidir. 

Inspirar es algo que se dice fácil, pero si no ponemos en evidencia el potencial y capacidad que tenemos como sociedad y queremos primero enseñarles todo lo que no han tenido oportunidad de aprender por sus condiciones vulnerables, jamás estarán abiertos al aprendizaje de cosas nuevas e innovadoras. Ante esto, la propuesta sería integrar proyectos prácticos inspirados en problemas del mundo real, de modo que esto les permita ver y entender que las paredes de la escuela se pueden romper, que basta tener un lápiz y un papel para poder aprender y crear increíbles cosas.

En resumen, considero importante hacer planes y diseñar estrategias que nos involucren a todos porque la educación debe ser interés de toda la sociedad, el trabajo colaborativo permitirá ofrecer generaciones de jóvenes  que cuenten con las herramientas y competencias necesarias para hacer frente al siglo XXI. Esto ayudará a disminuir brechas que llevamos arrastrando miles de años y nos permitirá contar con líderes empáticos dispuestos a entender problemas para que con un pensamiento crítico logren aportar soluciones.