Envases activos e inteligentes para preservar los alimentos

Empaque que incorporan sustancias antimicrobianas y fungicidas permiten mantener la mejor calidad del producto y reducir los desperdicios alimentarios. Etiquetas inteligentes informan sobre su frescura

El Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística de Valencia (Itene), España, ha desarrollado envases activos e inteligentes, nuevos sistemas de reciclado y estrategias de optimización del sistema de envase y embalaje como algunas de las nuevas tendencias destacadas para evitar el desperdicio alimentario y alcanzar una reducción de residuos.

Cualquier análisis del impacto del envase alimentario sobre el medio ambiente debe considerar los beneficios positivos de un reducido desperdicio alimentario a lo largo de la cadena de suministro. Un reciente estudio de la FAO indica que sobre un 30% de la producción de alimentos se pierde actualmente con su consiguiente generación de residuos. Una inadecuada conservación/protección, almacenamiento o transporte se han citado como causas de dicho desperdicio alimentario.

La parte inorgánica representada mayormente por el propio envase, puede ser incluso superior al 20% de la unidad, y es diseñada y producida para un solo uso, con un periodo de vida realmente corto. En este sentido, se han llevado a cabo diferentes acciones para promocionar la reutilización y el reciclaje, involucrando a empresas, autoridades nacionales y locales, así como a los ciudadanos.

Una de las tendencias de I+D para resolver todo este asunto se encuentra en el desarrollo de tecnologías de envases activos, capaces de extender la vida útil de los productos incluso el doble de tiempo que el envasado convencional actual. Estas innovadoras soluciones evitan las pérdidas de alimentos no sólo en los domicilios sino también en la industria y en sectores comerciales. De forma consiguiente a estas reducciones, el envase activo contribuye a una gestión más inteligente en un mundo de recursos alimentarios limitado.

La liberación de sustancias antimicrobianas, antifúngicas, oxígeno o CO2 son sólo unos pocos ejemplos que cómo estos agentes incorporados al material del envase se liberan al producto, manteniendo la mejor calidad de éste un tiempo mayor e incrementando su vida útil, lo que evitará toneladas de reducción de desperdicio alimentario.

Un ejemplo de este tipo de envase lo encontramos en la patente que el centro tecnológico ITENE ha desarrollado sobre envase activo para carne roja, capaz de extender 5 días más la vida útil de la carne.

Los costos adicionales del envase debido a los compuestos activos empleados se contrarrestan con la extensión de la vida útil del producto y, por consiguiente, la reducción de pérdidas derivadas de su desperdicio.

Otra de las tendencias destacadas se encuentra en el desarrollo de tecnologías de Envase Inteligente, que es capaz de proporcionar información de valor al usuario y al consumidor sobre el deterioro actual del producto, lo cual puede ayudarles a tomar decisiones de una mejora manera que con el uso de una incierta fecha de caducidad. Para ello, diferentes indicadores colorimétricos (etiquetas) se incorporan al envase y cambian de color para mostrar el nivel de frescura del producto, que ha sido expuesto a diferentes temperaturas inapropiadas. Por tanto, estos indicadores inteligentes ofrecen una información veraz sobre los alimentos para evitar pérdidas de producto innecesarias a lo largo de toda la cadena de suministro.

ITene se ha desarrollado un indicador de frescura aplicado a una solución de envase para monitorizar la frescura de la carne de pollo, en un proyecto denominado Sensopack.

El indicador utiliza tintas que han sido formuladas utilizando compuestos indicadores reactivos, en lugar de las tintas o pigmentos comunes. El indicador de color cambia en función del grado de frescura de la carne envasada. Mejora de forma notable la trazabilidad del producto, así como otros parámetros críticos de la distribución como el abuso de temperatura, las pérdidas de frescura, especialmente en alimentos envasados. Es capaz de informar sobre la calidad o sobre la vida útil real de cada producto individual de acuerdo a sus cargas microbianas o la reducción de frescura, con el fin de marcar de una forma más extensa y precisa la vida útil del producto.

Fuente: Residuos Profesional | @IQLatino