El 97% de latinoamericanos que viven en ciudades ya cuentan con una fuente confiable de agua potable. Para los que disfrutan de este suministro en casa, es fácil olvidar de que se trata de un recurso limitado. Según la ONU, el déficit mundial será de un 40% para 2030. Al no tomar conciencia de nuestros niveles de consumo, podríamos terminar amenazando el suministro de hasta 2.000 millones de personas en todo el planeta, incluyendo los habitantes de tres de las ciudades más grandes de Latinoamérica: Lima, México DF y Río de Janeiro, incluidas en las 20 urbes de todo el mundo que sufren estrés hídrico. El 40% del agua potable en la región se pierde antes de llegar al consumidor debido a ineficiencias y la falta de una infraestructura de calidad. Sin embargo, el estrés hídrico no es uniforme para toda la población urbana. El consumo, así como el acceso a las fuentes de agua, van de la mano de los ingresos, y los más pobres tienen más probabilidad de sufrir escasez que las clases medias y altas.
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