La empresa californiana Emerging Objects ha explorado la conversión de hormigón o madera en filamentos que puedan ser utilizados por una impresora 3D. El resultado de sus investigaciones ha sido la síntesis de seis compuestos basados en materiales diferentes. Algunos de ellos aún están en fase de experimentación, pero de otros ya se ha comprobado su eficacia.
Las impresoras 3D utilizan habitualmente plástico, el más común de ellos es el de tipo ABS, para hacer realidad los modelos virtuales que les llegan. Es un material que está dando buen rendimiento, aunque una de sus desventajas es su elevado precio. Un kilo se puede comprar a través de diferentes portales web por 30 y 60 dólares (entre 23 y 46 euros).
La búsqueda de materiales alternativos para alimentar a las máquinas se hace necesaria, sobre todo teniendo en cuenta la popularidad que está ganando el moldeado en tres dimensiones.
En la web de Emerging Objects se pueden ver piezas de decoración impresas con madera, un perchero basado en nailon o un banco construido con cemento. La compañía ha logrado sintetizar estos compuestos mezclando los materiales que se buscaban con una sustancia líquida, que convierte el resultado en un filamento apto para las impresoras 3D. Cualquier máquina puede utilizarlos.
El compuesto basado en madera está destinado a servir para la impresión de muebles o pequeños objetos de decoración, mientras que el de cemento se orienta a la arquitectura. Según la compañía californiana las estructuras resultantes son más fuertes que el hormigón normal.
También han creado compuestos de nailon y de materiales acrílicos. Aunque quizá los más sorprendentes son los que están basados en sal, que se seca rápidamente y se puede procesar a posteriori para aumentar su dureza, y en papel. Este último, en fase de experimentación todavía, procede del reciclaje de periódicos. No es el único material, también se reciclan distintos tipos de madera para dar lugar al sucedáneo correspondiente.
La voluntad de utilizar residuos para crear el filamento para impresoras se une a la posibilidad de reciclar los objetos, una vez moldeados. Cada material se puede volver a convertir en masa para volver a esculpir de nuevo en tres dimensiones. Este proceso también se puede dar con los plásticos ABS y PLA. De hecho, se están construyendo máquinas capaces de convertir envases de alimentos y otros residuos caseros en materia prima para las impresoras 3D.
Fuente: Diario Turing