Una semana antes del terremoto que azotó Haití, en enero de 2010, Duquesne Fednard viajó a Nueva York por asuntos de negocios. Regresó a la isla caribeña seis semasas después y encontró que su fábrica de hornillos quedó totalmente destruida, con apenas dos piezas de todo el equipo.
Reunió a los quince trabajadores, que ya habían sido entrenados, y les comunicó su decisión de cerrar el negocio. Pero uno de los empleados le dijo: “ésto es lo único que nos queda ahora. El terremoto se llevó nuestas casas, nuestras familias y nuestras pertenencias. Te vas a llevar lo último con lo que contamos“.
Fue en ese momento en que Fednard sintió que “su negocio”, que había montado juntando unos ahorros, ya no era sólo competencia exclusiva de él. “Esto era más sobre dar esperanzas a esta gente“, declara a BBC Mundo.
Llevó su producción a dos tiendas de campaña que le donaron y retomó el trabajo. En Haití, la mayoría de la gente usa estufas de carbón de metal para preparar sus alimentos. Las que fabrica D&E Green Enterprises, la empresa de Fednard, son de bajo consumo de combustible llamado Eco Recho, que sólo usa la mitad del carbón que los hornos regulares y se vende a US$10.50.
Los hornillos de D&E Green Enterprises son más eficientes porque, aunque tienen una cubierta exterior tradicional metálica, también poseen una capa de cerámica interior para retener el calor.
A pesar del contratiempo, la compañía ha vendido 33.000 hornillos y da empleo a 35 personas. El año pasado tuvo una facturación de casi US$100.000.
Todos los empleados de Fednard son todos de Cité Soleil, un barrio marginal de Puerto Príncipe, y para la mitad de ellos es su primer trabajo.
Fednard, quien ahora tiene 36 años, ganó recientemente un premio internacional para el desarrollo económico. Él cree firmemente que la empresa representa una salida de la pobreza para Haití y que actualmente hay demasiada dependencia de la ayuda.
Fuente: Reportaje original de Nastaran Tavakoli-Far publicado en BBC Mundo