Los científicos de la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza Aérea de Estados Unidos han conseguido un combustible que no solo es más seguro, sino también más ecológico que los existentes. Además es muy fácil de transportar. Durante muchos años se ha empleado hidrazina, una sustancia química con alto grado de toxicidad y su dificultad para el transporte debido a su inflamabilidad. La nueva sustancia es una sal constituida por iones que en condiciones ambientales se encuentra en estado líquido. Sus moléculas tienen una carga positiva o negativa que los junta más estrechamente, lo que hace al combustible más estable.
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