Ileana La Rosa: “Si uno fortalece a la mujer, fortalece a la familia”

La organización Aliadas en Cadenas nació con la idea de promover la organización social como herramienta para reducir la pobreza de las mujeres y fortalecer el núcleo familiar

El acercamiento a los temas que motivaron hace 8 años la creación de “Aliadas en Cadenas” es para Ileana La Rosa un trato consigo misma, con lo que inevitablemente es: mujer y madre. Fue en el rol formativo que descubrió, luego de muchos años en la carrera docente, que quería abocarse a combatir la situación de pobreza extrema que buena parte de las mujeres en el país padece.  Es madre de 6 hijos, siendo dos de estos mujeres que eligieron hacer vida en carreras asistenciales como lo son medicina y odontología. Estando sus hijas en pleno proceso académico durante sus años de formación, La Rosa, con su experiencia e intuición por lo que vendría, las acompañó a generar proyectos hacia las áreas donde ellas trabajaban como cárceles de mujeres, la morgue y  maternidades.

Rápidamente se dio cuenta de la realidad que aquejaba a las mujeres venezolanas. La falta de conocimiento con respecto a sus derechos y la escasa o nula planificación familiar eran masivas. Fue así como organizó una pequeña campaña con sus hijas y sus propios compañeros de curso. De esa primera organización nace la certeza y la orientación de su sensibilidad hacia un trabajo más organizado cuyo fin sería reducir la pobreza de las mujeres.

Dado que las inequidades no obedecen solo a esa latitud, La Rosa entendió que el problema del desequilibrio en la relación hombre-mujer radicaba en buena parte en el poder de decisión. “Todavía en muchos casos, por ser mujeres, en el mercado laboral se puede recibir menos paga, tener negado el acceso a cargos de poder y esto radica en buena parte en que a las mujeres las “socializan  para que sean siempre las que cuidan, las que apoyan, las que dan fortaleza. Los países que dan más oportunidades a las mujeres, son países económicamente más desarrollados”

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En al menos la mitad de las familias venezolanas las mujeres ejercen la jefatura de la misma. No solo rigiendo el hogar sino ejerciendo un rol productivo comunitario. Desde organizar la recolección de la basura hasta exigir el acceso al agua potable como procurar cierto ornato de las zonas donde estén. No se trata solo de políticas públicas, sino de reconocer el espacio en la toma de decisiones. El empobrecimiento de la mujer ocurre principalmente por dos vías, la primera, de “dependencia económica” donde se le discrimina y somete a la voluntad de un hombre que “mantiene el hogar” impidiéndole a la misma crecer y desarrollar sus capacidades. La segunda es la pobreza extrema y las carencias económicas que devienen en la llamada feminización de la pobreza:

“Las muchachas se convierten en madres a edad temprana, ello las obliga en muchos casos a desertar de la educación, no continúan su formación, no se gradúan y sin graduarse les cuesta acceder al mercado laboral, esa informalidad las lleva a no tener seguridad social, así como a perder la salud a edades más tempranas, siendo todos estos, lastimosamente, elementos que generan maltratos y discriminaciones como para decir tú no eres ciudadana y no mereces ser tratada como tal. Vemos que ese círculo se repite de una generación a otra, es un terrible flagelo.”

Aliadas en Cadena tiene hasta la fecha unas 6.000 mujeres que han estado en sus programas. En ellos se ha buscado crear una herramienta con la cual puedan generar un emprendimiento personal con el oficio de la tecnología, derribando el prejuicio de que la mejor capacitación posible para mujeres solo se limita a la confección o la gastronomía. A su vez, La Rosa complementa los procesos de formación con el mejoramiento social, personal, en vías de ayudar a conseguir en estas mujeres un emprendimiento que les permita lograr su independencia económica así como un plan de vida.

El resultado ha sido exitoso, un 57% de las mujeres que empiezan haciendo una pasantía bajo la coordinación de la organización consigue el empleo. Es un porcentaje excelente tomando en cuenta que en el 99% de los casos, este trabajo es el primero formal en que éstas se desempeñan.

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A través de todo el proceso, las muchachas y mujeres de Aliadas en Cadena consiguen autonomía personal, dado el fortalecimiento propio y la seguridad en la toma de decisiones. El cambio ha sido inmenso. La mujer adquiere una valoración ejemplar dentro de la familia e inevitablemente dentro de la comunidad lo que se traduce en una intención de ejemplo. “El modelaje de las mujeres consiste en que tú replicas lo que hace tu mamá. Si una mamá es bachiller, sus hijos son bachilleres, si una mamá es técnico sus hijos lo son, si una mamá es universitaria, sus hijos serán universitarios” sostiene La Rosa. Así la herramienta para el cambio de vida es para la familia e inevitablemente para la comunidad.

Los programas de Aliadas en Cadena incluyen el Curso Comunitario, la Escuela Taller y Emprendedoras en Cadena, entre otros. La labor es amplia y procura generar en cada una de las participantes un estímulo tal que consiga motivarlas no solo a continuar sus estudios sino a despertar distintos emprendimientos en la comunidad. Por ejemplo, las futuras emprendedoras con mucha carga económica pueden incorporar a sus familias en un sistema de comercialización de algún proyecto que ellas mismas generen.

Los programas de formación oscilan entre 3 a 5 meses de duración, seguidos por el periodo de pasantía el cual tiene un nivel alto de probabilidades de terminar en la incorporación a un puesto de trabajo. La innovación de Aliadas en Cadena y su exitoso alcance actualmente gozan del apoyo de la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Pedagógica Experimental Libertador en varios de los programas ofrecidos, fortaleciendo la red institucional entre comunidades y el acceso a la tecnología de manera eficiente y replicable.

Actualmente el programa que empezó en Caracas tiene presencia en otras ciudades del país como Maracaibo y Barquisimeto. Próximamente inaugurarán otro eje en Valencia. Las sedes para continuar el sueño de La Rosa y de Aliadas en Cadena han surgido de inmuebles que les han donado, espacios en comodato, y hasta de un terreno donde pudieron construir la tercera escuela.

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Ileana La Rosa es Fellow de Ashoka desde 2012, año en que finalizó el riguroso proceso de incorporación tras una revisión exhaustiva de su gestión como líder emprendedora, así como de la sensibilidad y constancia demostrada con Aliadas en Cadena. La Rosa comenta que en ella y en su sueño  no solo vieron la urgencia de atención a las necesidades en millones de mujeres, sino cómo su equipo dinámico trabaja brindando respuestas y herramientas.

Ashoka les ha ofrecido la oportunidad de visibilizarse como emprendedores sociales, fomentando la actividad creativa, la actividad en educación, Derechos Humanos y nivel técnico. La organización construye un vínculo vital entre los Fellows para el crecimiento y el conocimiento de mejores prácticas para llevar el proyecto social, en este caso de un “proyecto de género” ya que está orientado especialmente hacia las mujeres, aunque uno de los módulos de aprendizaje comunitario pueda incluir niños, jóvenes y adultos.

Ileana y Aliadas en Cadena con el apoyo de Ashoka tienen proyectado expandirse a 6 escuelas a nivel nacional con núcleos satélite. El propósito es que basadas en el trabajo con la comunidad organizada,  éstas se apropien del programa y puedan replicarlo en las comunidades, resultando la expansión de la organización, del “know-how” y generando una inmensa plataforma digital de aprendizaje.

Invertir en las mujeres es invertir en la sociedad, la justicia y la paz, la mujer es una replicadora de saber” concluye Ileana vaticinando un futuro en que sin lugar a dudas las mujeres habrán vencido los espectros de pobreza extrema y ocuparán espacios de libertad como de desarrollo en la sociedad.

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