Indígenas de Perú y Panamá aprenden a usar drones para vigilar la selva

Un proyecto pone en manos de las comunidades de aborígenes la tecnología de los aviones no tripulados para que puedan monitorear deforestación, derrames petroleros y tribus en aislamiento voluntario

Con el objetivo de conservar los recursos naturales de sus territorios ancestrales, los pueblos indígenas de Perú y Panamá se preparan para utilizar drones que, por encima de la bóveda verde de la selva, señalen la contaminación y la deforestación que padecen sus bosques.

Las primeras imágenes de estas aeronaves se exhibieron esta semana en la vigésima cumbre de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP20), que se celebra en Lima del 1 al 12 de diciembre, y mostraron derrames petroleros en Pacaya Samiria, la mayor reserva natural de Perú, con dos millones de hectáreas.

Según relataron  los responsables del proyecto, los vuelos de prueba registraron un derrame de petróleo en el oleoducto Yanayacu-Saramuro, de una explotación del Lote 8, concedido a la empresa argentina Pluspetrol Norte, cuyo vertido de crudo terminaba en el río Marañón que, en su encuentro con el Ucayali, forma el Amazonas.

Las imágenes fueron captadas en agosto durante el primer taller de manejo de drones para vigilantes indígenas que organizó la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), en la comunidad nativa de Kukama-Kukamiria.

En la actividad, desarrollada con el apoyo de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques, también participaron representantes del pueblo Emberá de Panamá, quienes repetirán la experiencia en enero dentro de su territorio.

En Panamá, se espera que los drones contribuyan a determinar cuál es el área de bosque de cada comunidad y hacer cálculos sobre su respectivo potencial en la captura de carbono, uno de los pilares de la negociación de la COP20 en Lima para el nuevo acuerdo mundial que se firmará en 2015.

Por su parte, la Federación Nativa del Río Madre de Dios (Fenamad), está interesada en utilizar los drones para recolectar evidencias de pueblos indígenas en aislamiento voluntario, “porque es la manera más sana de poder intervenir” y procurar que nadie ingrese a sus territorios, afirmó Pineda.

Cualquier vigilante de las comunidades puede caminar un máximo de seis kilómetros por día en la selva, y cuando llega a la explotación, “no puede ingresar porque las instalaciones están resguardadas por policías, pero el dron cubre mucho más espacio en pocas horas y capta imágenes muy reveladoras”, aseguró Pineda.

Ahora el objetivo de Aidesep es apoyar a los nativos de Perú para que fabriquen sus propios drones y que al menos haya uno en cada una de sus 65 federaciones regionales.

“Así como los pueblos indígenas adoptaron tecnologías como el GPS para ubicar su territorio, ahora los drones servirán para mejorar la vigilancia de sus espacios”, añadió Pineda.

Fuente: Reportaje de Fernando Gimeno originalmente publicado en EFE verde | @IQLatino

Imagen: Sonia Roseel/EFE