Si ya hace una década dos estudiantes mexicanos de Ingeniería Civil patentaron el concreto traslúcido, que permite el paso de luz hasta un 70%, más resistente y liviano que el cemento tradicional y con efectos de ahorro de luz y disminuciones de emisiones de gases de efecto invernadero, más recientemente el investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, José Carlos Rubio Ávalos, inventó el cemento fosforescente, con materiales que absorbe la energía solar y la luz artificial y genera así luz propia para alumbrar edificios y vías. Un cemento emisor de luz, lo llama El Excelsior.
Tiene una duración de hasta cien años y puede emitir luz de ocho a 12 horas si se carga por el mismo periodo con luz solar y artificial durante el día, según Verne, del diario El País. “El cemento tradicional sirve como aglomerante o adhesivo, por ello es el material más utilizado en la construcción después del agua (…) Esta nueva variante de cemento tendrá más aplicaciones pues no requerirá de un sistema de distribución eléctrica”, citan a Rubio. Tiene aplicación en fachadas, piscinas, baños, cocinas, estacionamientos; en la seguridad vial y señalización, carreteras, canchas deportivas, en plataformas petroleras “y en cualquier lugar que se desee iluminar o marcar espacios que no tengan acceso a instalaciones eléctricas, dado que no requiere un sistema de distribución eléctrica y se recarga solo con la luz”, detalló Rubio, investigador de la Sección de Innovación Tecnológica en Materiales de la Facultad de Ingeniería Civil, a la Agencia Informativa Conacyt, el año pasado.
El invento se remonta a 2008 y logró la patente de invención del Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual para la Universidad Michoacana de México, país entre los grandes productores mundiales de cemento. “En 2008 trabajaba con una empresa mexicana fabricante de señalamiento vial y estaba muy metido en el tema de fosforescencia (propiedad de algunas sustancias para reflejar luz después de estar expuestos a una fuente luminosa). Me pareció que no había un cemento de este tipo en ningún lugar del mundo y por ello me enfoqué en trabajar en la modificación de su microestructura. Lo complicado fue que debido a que es un material opaco, no permite el paso de luz. Por eso la industria lumínica ha lanzado estos materiales luminiscentes en puros plásticos”, dijo a Verne.
“Por lo tanto, si uno piensa en inventar un cemento fosforescente o cemento emisor de luz, tiene que enfrentar los retos de hacer un cambio en la microestructura del cemento mismo, para que permita el paso de la luz a su interior y, posteriormente, la luz generada en el interior del cemento salga al exterior. El reto mayor es que no se deben utilizar polímeros sintéticos o resinas orgánicas porque debemos crear nuevos materiales y nuevos productos sin afectar el medio ambiente y, por otro lado, debe resistir la radiación ultravioleta sin deteriorarse. La solución fue encontrada en la química inorgánica: producir un cemento con propiedades ópticas diferentes permitiendo la transmisión y reflexión de la luz”, abundó el ingeniero en la entrevista con Conacyt.
Entonces, por la condensación de las materias primas como sílice (arena de río), desechos industriales, hidróxidos de sodio o potasio y agua, se obtiene este cemento. “El proceso se realiza a temperatura ambiente y no requiere hornos o altos consumos de energía y, por lo tanto, la contaminación por su elaboración es baja comparada con el cemento Portland tradicional y los plásticos sintéticos”, agregó el ingeniero.
“Los principales usos para el cemento fosforescente, como los tiene pensados el investigador, no son sólo como adhesivo en construcciones, sino que sea un material amigable con el medio ambiente a partir de generar una alternativa de energía, sin mayor impacto para el entorno, sin costo extra y sin mantenimiento por años”, dice sobre el invento el diario El Excelsior.
Según El Excelsior, Rubio Ávalos busca comercializar el invento y ha recibido propuestas de propuestas de empresarios de España, India, Australia, Inglaterra, Canadá, EU, de países en América Latina y África.”Considero que antes que nada soy investigador y científico, mi objetivo siempre ha sido y será que desarrollemos tecnología propia del país para beneficio de México, para atraer divisas, para atraer ingresos; lógicamente, aquí al interior hay algunos interesados. Espero que sea un capital mexicano, y que tenga un beneficio para nuestro país, porque realmente necesitamos el desarrollo de estas tecnologías”.
De acuerdo con Verne, el cemento fosforescente ganó el Fondo Newton de la Academia Real de Ingeniería de Londres.
Aunque Francisco Javier de la Vega, asesor de Building Information Modeling, consultado por Verne, no ve tan claro que la situación económica mexicana permita invertir en este invento, sí reconoce sus numerosos beneficios para México. “Disminuiría la producción de materiales para la instalación de tipo eléctrico como el cobre y el plástico (…) El beneficio de esta tecnología, es justo eso, que podría evitar que se produzcan plásticos y polímeros innecesariamente y al disminuir estos procesos de producción se ganaría una gran batalla contra los efectos secundarios de estos materiales”.