Las esperanzas depositadas en los países emergentes para que reactiven el consumo mundial residen, además de en su buena marcha económica, en el rápido aumento de su población.
Este fenómeno se presenta como una oportunidad para los países desarrollados, que ven cómo su población avanza hacia una reducción y envejecimiento inminentes. En 2030, se prevé que la población mayor de 65 años aumente en mil millones de personas y el crecimiento más rápido ocurrirá en los países desarrollados, con un 140% más para ese año
Estas personas cambiarán sus hábitos alimenticios, mejorarán sus viviendas e incrementarán su gasto en educación, tecnología y servicios financieros. Esto dará lugar a nuevas oportunidades de negocio y, al mismo tiempo, supondrá nuevos retos globales originados por una mayor presión sobre los recursos. Mark Foster, director ejecutivo de Management Consulting and Integrated Market de Accenture, estima que en 2025 China presentará el mayor número de consumidores a nivel global.
Los nuevos consumidores de los países emergentes formarían parte de una creciente clase media compuesta por cientos de millones de personas con unos ingresos anuales de entre 6.000 y 30.000 dólares per cápita. De acuerdo con los cálculos del economista indio Surjit Bhalla, la clase media asiática ha superado en número a la occidental por primera vez desde 1700.
Algunos van más allá, y ven potenciales consumidores en los 4.000 millones de personas que viven con menos de dos euros al día. La idea de servir comercialmente a estas personas que pertenecen a «la base de la pirámide» ha sido promovida por autores como C.K. Prahalad, catedrático de la Ross School of Business de University of Michigan y reconocido como uno de los diez mayores expertos en gestión del mundo. Su línea de pensamiento sugiere que estas personas de bajos ingresos pueden ser el motor del siguiente capítulo de comercio y prosperidad global, así como una fuente de innovaciones que beneficiaría tanto a los países ricos como a los pobres. Los microcréditos en la India serían un ejemplo de este tipo de negocios. Los detractores de esta teoría, por su parte, consideran que este mercado es muy pequeño y no representa una oportunidad real para las empresas.
Sin embargo, no sólo los nuevos consumidores de ingresos medios y bajos de los países emergentes se muestran como un segmento atractivo para las empresas. La Asociación Mundial del Lujo pronostica que en el año 2015 el consumo de bienes de lujo en China supondrá el 32% del total mundial.
Fuente: Fundación Bankinter