En las empresas los aprovechamos para cerrar la brecha que existe entre las necesidades del consumidor y los productos que las satisfacen.
Tomaré un ejemplo de cómo podríamos transformar un estudio en una oportunidad de negocio.
Según estudios realizados por el Instituto del Sueño Neurodiagnos en Chile, reducir los tiempos de sueño entre 70 y 90 minutos puede reducir la alerta diurna hasta en un 32 por ciento. El Colegio Americano de Neuropsicofarmacología afirma que no es posible aminorar los efectos del sueño reducido creando una deuda impagable con el organismo.
Además, el Instituto de Investigaciones del Sueño en España, dice que el insomnio es un padecimiento que es más frecuente en mujeres, personas de la tercera edad y pacientes que sufren ansiedad y depresión.
A partir de esto, podemos generar ideas innovadoras para solucionar el problema. Podríamos pensar en un sistema de alarmas para dormir y que también sea despertador, prendas de vestir con música que ayuden a conciliar y mantener el sueño, almohadas con mascarillas con oxígeno y esencias relajantes, etc. Se debe realizar una serie iterativa de pruebas para evaluar la efectividad de la solución.
El producto final cambiará la calidad de vida de las personas y dejará utilidades para los negocios que lo vendan, todo gracias a la aportación de los estudios científicos.
José Ricardo Álvarez Minjares – AgenciaID