La iniciativa salió como proyecto del III Laboratorio Iberoamericano de Innovación Ciudadana, que se realizó en Colombia el pasado octubre con la organización de la Secretaría General Iberoamericana (Segib) y durante las recientes inundaciones de Perú y Colombia de marzo y abril –que dejaron centenas de muertes y miles de personas sin hogar– ha funcionado como una herramienta efectiva de activismo humanitario de los ciudadanos. Se llama Kitum, que en la lengua Wounaan de los indígenas del Chocó (Colombia) significa “Yo estoy aquí para ti”.
Es una plataforma que tiene un sistema informativo para que la gente pueda difundir noticias confirmadas antes, durante y después de la emergencia, de manera de facilitar el trabajo de los equipos de rescate; una biblioteca con buenas prácticas y manuales que ayuda a las comunidades a prepararse para los desastres; el entrenamiento a jóvenes para el uso adecuado de las redes sociales durante estos eventos y también para el voluntariado; y un sistema de monitoreo, un mapa de los reportes de la emergencia.
Este mapa es una herramienta que se creó en Kenia y se llama Ushahidi –Kitum es su embajador en América Latina–. La herramienta ya se usó “durante los terremotos de Haití y Chile en 2010, las inundaciones en Colombia de 2011, el conflicto en Libia o el terremoto de Ecuador en 2016”, recuerda una nota publicada en Perú.com.
Según Caracol Radio, Ushahidi hace posible que los afectados respondan por SMS, correos electrónicos y las redes sociales a la pregunta ¿En dónde está y qué necesita?.
“Activamos el sistema el viernes por la noche y el sábado ya teníamos un mapa”, le dijo a EFE el jefe de Kitum, Luis Hernando Aguilar. Un mapa de 250 reportes que luego crecería.
Aguilar agregó que la web Kitum ayuda a “fortalecer la relación entre ciudadanos y Estado”. “La respuesta a los desastres es responsabilidad del Estado, pero también de los ciudadanos”, agrega.
El equipo que elaboró Kitum decía en octubre, cuando se presentaba el proyecto en el III Laboratorio en Cartagena, que el proyecto estaba diseñado como “funcional y escalable”, como afirmaba a EFE entonces Rosa Cristina Parra, integrante del equipo que diseñaba Kitum, con gente procedente de Colombia, Argentina, Bolivia, Portugal y Brasil. “Lo ideal es que llegue a los gobiernos iberoamericanos y que cada uno lo adapte a sus necesidades y a su marco regulatorio”.
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