La absolución de Trump es una severa herida para la democracia de Estados Unidos. Entre los senadores republicanos, solo Mitt Romney ha tenido el coraje de manifestarlo. Desafortunadamente.
Como ciudadano estadounidense proveniente de Venezuela, donde vimos cómo la democracia agonizaba durante años, conforme un guión populista que abusó del proceso democrático, sabemos que los líderes con el perfil de Trump mantienen una pugna permanente contra los controles y equilibrios.
Ganan territorio contra los controles (en lo social, atacando a la prensa libre; o en lo institucional, con manipulaciones como las desplegadas en este proceso de destitución), y luego siguen adelante. Paso a paso, tantean para ver hasta dónde pueden llegar y despliegan movimientos tácticos para concentrar más poder, socavando en el camino el estado de derecho y la democracia misma.
Las instituciones estadounidenses son puestas a prueba de manera sistemática por un líder que no respeta la democracia. Los recortes de impuestos, las amplias concesiones a los defensores del porte de armas y al lobby corporativo, así como el hecho de que el poder judicial tenga jueces dogmáticos y politizados (extremadamente conservadores) es lo que hizo que el Partido Republicano otorgara una absolución a Trump.
Pero en el proceso no disciernen que Trump está secuestrando y transformando al Partido Republicano según sus deseos, que está abusando del poder, y que debido a esta absolución presionará cada vez más, a menos que el pueblo lo detenga en noviembre (ya sea por la derrota en sus aspiraciones de reelección o por lograr que tanto la Cámara de Representantes como el Senado sean controlados por los demócratas, de suerte que se establezca una fuerte contención partidista, hasta que se detecte un campo de entendimiento entre nuevos líderes).
Después del Estado de la Unión, se hizo mucho énfasis en las imágenes del presidente que no estrechó la mano de Nancy Pelosi y las de ésta, aludida como Madame Speaker, despedazando el nefasto discurso de Trump, plagado de tergiversaciones. Prefiero, sin embargo, centrarme en la sustancia y enfocar la atención en las respuestas del Partido Demócrata al discurso del Estado de la Unión (SOTU, por sus siglas en inglés).
El primer demócrata que respondió a la citada alocución fue la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, quien se centró en el tema de salud pública o sistema sanitario, basándose en sus luchas personales como madre de un bebé e hija de una paciente de cáncer cerebral. “Pasaba toda la noche despierta con mi hijo recién nacido”, dijo la gobernadora, “y durante el día tenía que luchar contra la compañía de seguros de mi madre, porque le habían negado por error su cobertura de quimioterapia. Fue difícil. Me mostró las duras realidades de nuestros lugares de trabajo, nuestro sistema de atención médica y nuestro sistema de cuidado infantil. Vivir eso me cambió. Perdí la paciencia con las personas que juegan con nosotros, en lugar de resolver problemas”.
“Entonces -siguió Whitmer- como senadora estatal, trabajé con un gobernador y una legislatura estadal republicana para ampliar la cobertura de atención médica a más de 680,000 habitantes de Michigan, amparados en la Ley Acceso a Bajo Precio al sistema de salud (también conocida como Obamacare)”.
Esta aguda observación es el núcleo de uno de los problemas centrales de la gente, y la gobernadora insistió en su discurso: “Es bastante simple. Los demócratas están tratando de mejorar la atención médica y el acceso a esta. Los republicanos en Washington están tratando de quitársela… No importa lo que diga el Presidente sobre el mercado de valores, lo que importa es que millones de personas luchan por sobrevivir y llegan al final del mes sin dinero, después de pagar el transporte, los préstamos estudiantiles o los medicamentos”.
Muy cierto. Trump rompió su promesa de derogar la ACA (conocida como Obamacare) porque el Partido Republicano no controla la Cámara desde 2018, y tal vez ni siquiera sea posible aprobar dicha revocación en el Senado, controlado por los republicanos, ya que la ACA afianzó su popularidad (como fue el caso cuando el difunto senador John McCain votó en contra de eso a principio de la presidencia de Trump).
Pero sin ofrecer ninguna alternativa, la administración Trump está desmantelando esta importante legislación, (en beneficio de las industrias farmacéuticas y las empresas aseguradoras), mediante regulaciones y minando fundamentos de la misma en batallas judiciales que el gobierno está librando en contra de la ley en los tribunales. Se han propuesto, sin dar la cara ni hacerlo explícito, hacer colapsar la ACA abriéndole agujeros al sistema con un manejo administrativo premeditado e irresponsable.
Michigan (así como el Medio Oeste de los EEUU) es una victoria obligada para que Trump conserve la Casa Blanca. Y el problema de la salud puede abatirlo con ese electorado. Es importante recordar que Trump ganó estados en el Medio Oeste por márgenes inferiores al 0.5%, con Hillary Clinton perdiendo votos no ante él, sino por la abstención o, peor, ante Jill Stein o Gary Johnson, cuyo voto combinado sumó en estos estados entre 3,5 a 5%.
Un Partido Demócrata unificado, afincado en cuestiones clave para los estadounidenses, como la atención médica (de gran prioridad en el medio Oeste) es un fuerte recordatorio de cómo es posible derrotar a Trump, si los demócratas se centran en un mensaje que resuene con la vida cotidiana y las necesidades de la población.
La otra demócrata importante que respondió oficialmente al SOTU (en perfecto español) fue la congresista Verónica Escobar, una de las dos primeras latinas elegidas al Congreso por el estado de Texas, en 2018. En su discurso, Escobar insistió en el acceso a servicios de salud asequibles y recordó la tragedia de El Paso, Texas, ocurrida el año pasado, cuando un tiroteo que combinó un crimen de odio contra los hispanos, inspirado en la retórica racista y xenófoba de Trump, aprovechó la falta de una regulación sensata en materia de tenencia de las armas de fuego.
Escobar contextualizó los problemas de esta manera: “Aquí, en Texas, los líderes republicanos se han negado a mover un dedo para mejorar el acceso a una salud asequible y de calidad. En mi estado, la expansión de Medicaid podría proporcionar atención a cientos de miles de tejanos”.
Y agregó: “A la vez, los republicanos de todo el país luchan activamente para desmantelar los beneficios que salvan vidas, trabajando en las cortes para eliminar hasta la última protección de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio, incluyendo protecciones para los 130 millones de personas con enfermedades preexistentes…”.
“Como miembros del Congreso, nuestra primera responsabilidad es mantener a salvo nuestras comunidades. Y eso significa tomar medidas para poner fin a la epidemia de violencia con armas de fuego en los Estados Unidos”.
“El 3 de agosto del año pasado, El Paso sufrió el ataque más mortal contra los latinos en la historia de los Estados Unidos. Un terrorista doméstico confesó haber viajado más de 10 horas para atacar a mexicanos e inmigrantes. Justo antes de comenzar su ola de asesinatos, publicó sus opiniones en Internet y usó las mismas palabras de odio usadas por el presidente Trump para describir a los inmigrantes y latinos”.
En ambas exposiciones de las demócratas, la economía y el cambio climático tuvieron una consideracion medular, destacando que la economía continúa la ola de expansión dejada por el presidente Obama (aunque debilitada por el déficit fiscal en expansión, hay que decir), pero que Trump y los republicanos no están dispuestos a continuar facilitando que las ganancias se compartan con los estadounidenses de clase trabajadora, al expandirse el acceso a servicios de salud, educación y mejores salarios.
También dejaron en claro que, mientras los mercados bursátiles se disparan, los ingresos de los estadounidenses de clase media siguen estancados.
Finalmente, ambas confirmaron en sus respuestas la necesidad de una transición hacia una economía ambientalmente sostenible para revertir la amenaza del cambio climático, al tiempo que deben crearse miles de empleos nuevos y bien remunerados para los estadounidenses, así como oportunidades para los pequeñas empresas.
Ahora debemos pasar de la acusación y llevar el caso al tribunal de opinión pública en las elecciones. En la conciencia de que ganar elecciones presidenciales en los Estados Unidos supone más que obtener la mayoría del voto popular directo, requiere buenos mensajes y llevarlos a un puñado de estados que configuran las matemáticas para el colegio electoral. Y eso, pueden tener la seguridad, se está haciendo ya con mucho optimismo, compromiso y conexión con el electorado.
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