José Luis García Delgado, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, otros 40 investigadores y hasta 200 autores invitados, dedicaron años a completar 14 tomos de un estudio que valora el impacto del idioma en la economía.
El valor económico del español se llama la última parte de la investigación, y que presentaron el 13 de febrero con el auspicio de la Fundación Telefónica. El trabajo concluye que la segunda lengua más hablada del mundo genera en España el 16% del valor económico del Producto Interno Bruto (PIB), lo que equivale a 164.000 millones de euros (174 mil millones de dólares), y da empleo a 3,5 millones de personas. Incide aquí el llamado “Factor Ñ”, las compañías de creación de contenidos en español en las industrias culturales, que suponen un 2,9% del PIB.
Además, encontró la investigación, la capacidad de compra de los hispanohablantes, más de 500 millones de personas en todo el mundo, representa el 9% del PIB mundial: 4,2 billones de dólares. En Estados Unidos, esa capacidad de consumo sube a 4,5 billones de dólares.
Y cuando miraron en las relaciones de intercambio comercial y económico y en los flujos migratorios, los investigadores concluyeron que la lengua española ha multiplicado por cuatro las relaciones comerciales entre los países hispanohablantes y “es un gran instrumento de internacionalización empresarial” porque multiplica por siete los flujos bilaterales de inversión directa exterior. Asimismo, el idioma hace a España es ahora tres veces más atractiva para los inmigrantes de Hispanoamérica y, dice el estudio, hablar español, la lengua de esa región, puede representar un “premio salarial” de 30% en ese país; en Estados Unidos esa bonificación puede ser de hasta 10 por ciento.
El español es también la segunda lengua de intercambio en internet: esa conclusión llegaron por el número de usuarios hispanohablantes y de páginas web en el idioma.
“(…) el futuro de las lenguas que aspiren a tener relevancia en una economía globalizada se jugará, más que en términos de crecimiento demográfico, en el terreno de la fortaleza de la economía, de la investigación científica y de la calidad institucional. En el caso del español, desde luego, malo sería fi ar su suerte al todavía alto crecimiento vegetativo de las poblaciones de la América española o de los hispanos en Estados Unidos. «Lo bueno es contar, no que nos cuenten», se ha dicho con agudeza. Solo el desarrollo económico y social en los países que hablan español y la mejora de sus marcos institucionales, pueden abrir la posibilidad de un porvenir confortable a una lengua —la común y compartida— que es, nadie lo dude, el producto más internacional de todos ellos”, dice el estudio a manera de conclusión.
Y agrega: “(…) No hay mejor apoyo para una lengua que la robustez del tejido productivo y la reputación de la sociedad que la utilizan. Por eso, el buen producto que es el español solo ganará posiciones en el mercado global si las economías que lo sustentan se hacen más competitivas, y más sólidas las democracias que hablan en español. También para los intereses de la lengua, en definitiva, la fórmula óptima es la que combina crecimiento económico competitivo, estabilidad democrática y cohesión social”.
El escritor peruano Mario Vargas Llosa, premio nóbel de Literatura, estuvo en la presentación de El valor económico del español, y dijo a los periodistas, como escribe Karina Sainz en Voz Pópuli, que “todas las comunidades hispanohablantes deberíamos movilizarnos” en solidaridad con los hispanos en Estados Unidos y “con países que han sido claramente agraviados por el nuevo mandatario norteamericano, como México”. “El español “es hoy día una lengua invulnerable”, ha precisado el Premio Nobel, ‘pero las instituciones, los Estados que representan esa enorme comunidad de sociedades que hablan español deberían movilizarse cuando un peligro, como clarísimamente está ocurriendo en nuestros días, se cierne sobre nuestra lengua’, cita Sainz
Fernando Anido escribe en Bez que es precisamente México “y no la madre patria” el que lleva “la voz cantante” en la expansión del idioma español en el mundo.
Casi 120 millones de mexicanos tienen una compresión nativa del español, según el Instituto Cervantes, lo que les convierte en la comunidad de hispanohablantes más grande del mundo. Como apuntó Felipe VI, las lenguas, ‘más allá de su valor cultural, tienen una dimensión económica fundamental. Una importancia que depende de una serie de factores, como son la cantidad de hablantes, la extensión geográfica en la que se comunican, o el número de países en los que tienen rango de oficial’ “.
Una vez que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos el pasado enero, la página web oficial de la Casa Blanca eliminó su versión en español. Y, recuerda Anido, “la residencia del nuevo presidente, Donald Trump, tardó once días en abrir una cuenta en Twitter en español”.
“El impulso que ha experimentado el español es Estados Unidos es, ante todo, consecuencia de los inmigrantes mexicanos. En 2010 eran casi 33 millones. Cinco años más tarde, según la Oficina del Censo de Estados Unidos, hubo 56,6 millones de hispanos en el país. La mayoría son mexicanos: la ‘Ñ’ se escribe con ‘X’ “, escribe.
Y para dar más argumentos al valor económico de esta lengua, aporta cifras: “En Estados Unidos los hispanos son propietarios de casi 300.000 negocios según el censo del país. De forma aproximada, tienen 40.000 negocios de alojamientos y alimentación, una cifra cercana a los de construcción; los hispanos también dirigen 32.000 dedicados al comercio al por menor y 31.000 que proporcionan servicios profesionales, científicos y técnicos. Total, con otros sectores y sin redondear: 298.563 negocios, y esta lista sólo incluye los que tienen empleados a sueldo”.
Puede descargar aquí el informe en sus varias versiones, y escucharlo aquí.