La Cocina VA entrena a nuevos cocineros y contribuye con la economía del área de Washington D.C.

Patricia Funegra llegó de Lima a Estados Unidos en 2007. Con un título de Administración de Empresas enfocada en Marketing, en 2010 comenzó a trabajar en el área de desarrollo internacional del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Washington D.C.

Allí comenzó el recorrido que dos años después la llevó a fundar La Cocina VA, en Arlington, Virginia.

Al comienzo, se enfocó solo en la comunidad latina de la zona. Eso es lo que siempre tuvo en mente cuando apareció la idea. En el BID encontró que necesitaba involucrarse más directamente en los proyectos, vivir la experiencia de sus resultados. Por eso, como contó Funegra a The Story Exchange, comenzó a buscar maneras de hacerlo en el área de D.C.

Se hizo voluntaria en la DC Central Kitchen, una organización sin fines de lucro que ofrece entrenamiento a personas desempleadas sobre habilidades culinarias y de restauración y dona la comida que allí se prepara a personas sin recursos para cubrir su alimentación.

A Funegra se le ocurrió replicar el modelo solo para la comunidad hispana y así lo pidió al director ejecutivo de la organización. Seis meses más tarde, según The Story Exchange, lanzó La Cocina VA. Todavía tenía su trabajo: usó las horas del desayuno y el almuerzo para buscar patrocinantes y socios; hizo cursos online sobre cómo crear organizaciones sin fines de lucro.

Encontró un socio, Mount Olivet, que prestó el sótano para la cocina. Funegra dejó su empleo para dedicarse al nuevo proyecto.

En 2014 comenzó el programa bilingüe de formación culinaria de 16 semanas, la médula de La Cocina VA. El programa ofrece un entrenamiento a personas de bajos ingresos en diferentes áreas de la industria de la restauración, en habilidades básicas hasta las más avanzadas en la cocina, conocimientos de nutrición, reconocimientos de los productos, seguridad, higiene. Una vez completan el programa y se gradúan, con un certificado de la Northern Virginia Community College, La Cocina VA los ayuda a ubicarse en empleo y acompaña y apoya a los egresados durante dos años.

120 personas se han beneficiado desde entonces del programa bilingüe, que no solo sirve a latinos de la zona, sino a “inmigrantes y refugiados de todo el globo, veteranos, ciudadanos retornados y sobrevivientes de violencia de género y otros traumas”, dice el sitio web de la organización.

Daniela Hurtado, gerente de programas de La Cocina VA, escribió en Arl.now que 85% de quienes obtuvieron una certificación obtuvieron empleos y 78% de ellos los mantuvo al cabo de dos años. “Estos trabajos los ofrecen más de 50 socios empleadores, con pagos de $14.30 a $21.00 la hora”, agregó.

A través del programa Food Assistance, en asociación con agencias y otras organizaciones, donan la comida que cocinan en las clases a personas que viven en la calle o a quienes tienen dificultades para comprar sus alimentos. Les entregan comida saludable que no solo reduce el hambre, sino ayuda a combatir la diabetes y la obesidad.

“Nuestro concepto trasciende la mera oferta de comida a los más necesitados; también ofrece los recursos y herramientas necesarios para superar la pobreza y crear un futuro mejor y más saludables para los individuos, sus familias, las generaciones futuras”, comenta Patricia Funegra, que es la CEO de La Cocina VA, en su presentación oficial.

Abrirán un nuevo centro en marzo del año que viene, según The Story Exchange, en un espacio mayor en un complejo residencial, que podrá a formar ahora a 120 personas al año. Tendrá un café que permitirá que LA Cocina VA genere ingresos, y una incubadora para ideas y proyectos de nuevos emprendedores y emprendedoras. Funegra dice que se fija en mujeres latinas que sueñan con iniciar negocios propios. “Estoy inmensamente orgullosa de que, en el futuro cercano, las podremos apoyar también, para que creen empleos y contribuyan con la economía”.

Foto: La Cocina VA