La RSE y el futuro del capitalismo

Cuatro reflexiones sobre la tesis que sostiene que la RSE aparece al abrigo de la fase actual de evolución del capitalismo financiero como un fenómeno de dominación de clase

La literatura sobre Responsabilidad Social (RS) de las empresas es multidisciplinar. Sobre este tema escriben gentes procedentes de las ciencias (y de las prácticas) de la dirección o del management, de la economía, de la sociología, de la ciencia política, de la filosofía y la ética, de la teología, de diversas ramas de la psicología… Es, sin duda, un tema estrella.

Esta variedad me parece un acierto, porque la empresa y la RS no son temas sencillos y lineales, sino complejos y cambiantes, de modo que hay que oír a los que tienen otros puntos de vista sobre el tema. La verdad sobre estos asuntos no es la simple suma de trocitos de verdad de diferentes puntos de vista, sino la componente de la consideración de esos diversos puntos de vista.

La multidisciplinariedad tiene también sus inconvenientes, sobre todo el galimatías que se puede formar cuando expertos de distintas formación, procedencias e intereses se ponen a hablar de un tema que, a primera vista, parece común a todos ellos, pero que luego se descubre que responde a definiciones distintas, modelos también distintos e intereses no siempre coincidentes. De todos modos, entre la homogeneidad de la RS tratada siempre desde los mismos parámetros, y la cacofonía de distintos enfoques, prefiero esta última.

Animado por este espíritu de diálogo, en los últimos meses he leído unos cuantos trabajos sobre RS desde el punto de vista de disciplinas no directamente relacionadas con el management, la economía, la filosofía o la ética, en las que me he movido desde hace años. Y he descubierto una literatura crítica y bastante desarrollada, que relaciona la RS con la evolución del capitalismo.

Por ejemplo, para algunos autores la RS aparece al abrigo de la fase actual de evolución del capitalismo financiero, presidido por la liberalización, la desregulación, la financialización de la economía, la globalización y la creciente desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza. Por ejemplo, el carácter voluntario de la RS implicaría sustituir el papel regulador y controlador del Estado por un papel creciente de supuesto autocontrol de los mercados que, según esos autores, acabaría convirtiéndose en una forma más de explotación capitalista. La consecuencia de esta tesis sería que la RS no es un fenómeno positivo, de autoconciencia y autocontrol de la empresa, sino negativo, de dominación de clase, y que debe ser sustituida por la ley, la regulación, la supervisión y el control del Estado.

No es este el lugar adecuado para desarrollar una crítica detallada de esta tesis. Solo quiero hacer un comentario rápido a la última frase del párrafo anterior. Siempre me ha gustado el carácter voluntario de la RS:

– Primero, porque siempre he pensado que la RS es una responsabilidad ética, y no hay ética si no hay libertad y voluntariedad más allá del control y de la regulación a cargo del Estado. Claro que es muy tentador tratar de conseguir los resultados deseados por la vía directa de la coacción, la prohibición y el control, pero, desengañémonos, esto siempre ha dado malos resultados para las personas -y, a la larga, para los resultados.

– Segundo, por las limitaciones de la autoridad política, sea democrática o no: confiar en que el Estado y sus servidores, los políticos y funcionarios, tienen un conocimiento mejor que el del conjunto de los ciudadanos, se mueven por ideales más elevados y están por encima de los avatares e intereses cambiantes de nuestra sociedad es una bonita utopía, que no resiste ni a la prueba filosófica –cómo es el ser humano que toma decisiones-, ni a la prueba empírica –cuáles son las consecuencias de atribuir demasiado poder al Estado.

– Tercero, porque la función de la RS no es, no puede ser, crear un mundo perfecto y corregir todos los males de nuestra sociedad económica, sino invitar a las personas que toman decisiones a tener en cuenta otros aspectos de la realidad que no aparecen en el modelo de empresa capitalista, al menos el caracterizado por la maximización del beneficio para el accionista. La RS es, me parece, la propuesta de otro modelo de toma de decisiones en las organizaciones, que no será perfecto, pero que atribuye otro papel al decisor, y que supone también otro papel para los demás stakeholders. Pero otro modelo no quiere decir que haya que cambiar los supuestos sobre la propiedad de los medios de producción, la toma de decisiones descentralizada o la coordinación mediante el mercado (dentro de un marco legal, institucional y moral, claro).

– Y cuarto, porque constituye un paso adelante, muy importante, en la superación de la dicotomía entre Estado y mercado, entre propiedad pública y privada, entre gestión pública centralizada y gestión privada totalmente descentralizada. No es una tercera vía entre capitalismo y socialismo, pero sí puede ser la vía para una economía más humana. O sea, se trata de introducir nuevos motivos e intereses en el proceso de toma de decisiones en economía.