Mientras la masa crítica del voto latino crece en Estados Unidos, en la nación aún se mantienen diversas tácticas de supresión de voto.
Actualmente, dos proyectos de ley sobre el tema se están debatiendo en el Congreso: el For the People Act o S.1, y el John L. Lewis Voting Rights Advancement Act. Ambos establecerían normas nacionales para el acceso al voto y reforzarían la protección contra las reiteradas denuncias de discriminación en las urnas.
Sobre este asunto y los proyectos que los abordan, el presidente Joe Biden twiteó, el pasado 2 de junio: “Estamos asistiendo a un asalto total a nuestra democracia – y tenemos que actuar rápidamente para proteger el sagrado derecho al voto. Necesitamos la Ley Para el Pueblo y la Ley de Derecho al Voto John Lewis”.
Pero al mismo tiempo, existen 253 proyectos de ley que significarían restricciones al voto en 43 estados hasta el 19 de febrero, según el no partidista Centro Brennan para la Justicia de la Escuela de Leyes de la Universidad de Nueva York. Ese número aumentó a por lo menos 389 proyectos de ley en 48 estados hasta el 14 de mayo, según la más reciente actualización de esta fuente, el 29 de mayo.
Uno de los más polémicos y sensibles temas en el tapete de la opinión pública estadounidense, sigue propiciando la confrontación entre sectores políticos. ¿Qué tan arraigada está la supresión de voto? ¿Cómo se puede contrarrestar?
Supresión de Voto en Hechos
Mecanismos de identificación, registro, restricciones al voto remoto, solicitud de pruebas de ciudadanía, falta de asistencia a personas con limitaciones físicas y hasta intimidación de votantes en el centro de votación con toma de fotos y videos o la presencia de guardias armados.
Estas son algunas de las tácticas de supresión de voto que enumera Tom Saenz, presidente y Consejero General del Fondo Mexicano-Americano de Defensa Legal y de Legal and Educational Fund.
Por su parte Wendy Weiser, directora del Programa para la Democracia en el Centro Brennan, alerta sobre ese sostenido aumento de propuestas de ley que podrían afectar el derecho al voto. “Es un incremento dramático y se ha estado moviendo agresivamente”, subraya.
Weiser apunta que los principales estados afectados por esta situación son Florida, Arizona, Texas, Michigan y New Hampshire. La meta de estas medidas es que haya menos votantes. Y en los tres primeros, es notable la presencia latina entre los votantes.
El Centro Brennan ha analizado estos proyectos de ley. Creen que esto frustraría todo lo que ellos han intentado hacer. “Por ejemplo, se pretende reducir el número de personas que pueden votar por correo, cuando esta modalidad de voto más bien debe propiciarse en todos los estados y garantizarse su conteo”, explica la vocera.
Hilary Shelton dirige la Oficina de Washington y es Vicepresidente Senior de Defensa y Política para la organización NAACP. “Se ha hecho daño al derecho al voto, llegaremos hasta la Corte Suprema si es necesario. Tenemos que reparar los daños a la sección 5 de la Ley de Votantes”, reclama.
Según él, incluso miembros del Partido Republicano han admitido que la Corte Suprema hizo cosas que no debió haber hecho.
También denuncia que hay estados donde se cobra hasta $65 por la identificación para poder votar o hay que hacer filas para registrarse. Refiere casos de personas que pasaron 5 horas en la línea e incluso el de una jovencita con condición especial que se vio sometida a esta situación.
John C. Yang, presidente y director ejecutivo de Asian Americans Advancing Justice (AAJC), llama la atención sobre el conocimiento limitado del inglés, que afecta al menos a un tercio de la población asiático-americana.
Un fenómeno que también golpea masivamente a otras comunidades de inmigrantes. “No hay señalización en sus idiomas, no hay intérpretes”, lamenta Yang.
Jacqueline De León, abogada del Fondo para los Derechos de los Nativos Americanos, denuncia que “Hubo gente de nuestras reservaciones que tuvo que viajar 120 millas para votar”.
Es Posible un Cambio
A pesar de todo este panorama turbio y sombrío, Tom Saenz es optimista: “Hemos visto cambios en Arizona, Nuevo México, Nevada y Colorado. Texas quizá cambie ahora, con 40% de la población latina”. Un factor importante, si se considera que es el segundo mayor estado de la Unión en cuanto a cantidad de habitantes.
Saenz, con sus asociados, está activo en el apoyo a las nuevas leyes. Subraya que el crecimiento del voto latino es significativo en varios de los estados más grandes del país.
“Los latinos somos más o menos una cuarta parte de los votantes registrados en California, que es el estado con mayor población. Y el voto latino es el que ha impulsado los cambios políticos en esa entidad y en otras”, agrega.
Reconoce que la participación de latinos en Texas está enfrentando problemas; pero también cree que eso va a cambiar, sin posibilidad de regreso.
Saenz recomienda trabajar para combatir la supresión del voto, particularmente en el sur del país: “Hay que anticiparse con previsiones en cualquier lugar donde comience a crecer una masa crítica de nuevos votantes, para evitar que sean víctimas de tácticas de ese tipo”.
“El Congreso puede y debe detener esta ofensiva legislativa, pueden hacerlo bajo las enmiendas 14 y 15 de la Constitución”, aconseja por su parte Wendy Weiser.
Jaqueline De León apunta que, justamente basándose en las enmiendas 14 y 15, han emprendido unas cien demandas sobre casos que afectan a nativos americanos, con 90% de éxito. “Los hechos son tan obvios que casi siempre ganamos; pero el asunto es que pueden ser evitados”.
Entre las propuestas que defiende el Centro Brennan destacan el registro automático de votantes para quienes cumplan la edad legal, el registro el mismo día y la votación anticipada.
“Debe haber fondos públicos para incrementar la diversidad de candidatos y la participación”, reclama Weiser. También llama a trabajar contra el “gerrymandering” o tácticas para manipular los límites de una circunscripción electoral, con el fin de favorecer a un partido.
Asegura que ningún esfuerzo será jamás suficiente. “Incluso con leyes nacionales, siempre alguien se enfocará con fines discriminatorios hacia ciertos votantes”.
Hilary Shelton afirma con entusiasmo que, en las pasadas elecciones presidenciales de 2020, votó más gente que nunca. “Tenemos que hacer la votación fácil y el fraude difícil”, resume.
John Yang revela que los asiático-americanos votaron en un 40% más en promedio que en 2016. En Texas y Arizona llegaron hasta un 80% adicional. Considera un hito el haber elegido a Kamala Harris como vicepresidente, ya que se trata de una mujer asiático-americana, hija de inmigrantes y de raza negra.
Yang recuerda que en 1965 la Voting Rights Act fue una ley clave para incrementar el acceso al voto de los asiático-americanos. “Esto demuestra que se puede hacer mucho más y por eso son importantes estas dos leyes que se están proponiendo”.
Shelton refiere a su vez, que algunos países europeos –como Francia- registran automáticamente a quienes llegan a la edad de voto; mientras aquí algunas oficinas de Sheriff llegan a detener a personas para que no vayan a votar. “¿Cómo los puedes mandar a pelear en la guerra, pero no registrarlos para votar?”, comenta.
El vocero exige asegurarse de que la gente se pueda registrar fácilmente y que sea más expedito llegar a los centros de votación. “¿Cuáles van a ser? ¿Dónde van a estar? Hay gente que tiene que tomar tres buses para ir a votar. También se cambia el lugar de votación sin avisarle a la gente. Deben poder llegar a trabajar a tiempo, cuidar a sus niños”, explica.