Es relevante cuestionarnos quiénes son los actores fundamentales que permiten o que se involucran de manera directa o indirecta en el éxito escolar y desarrollo integral de los estudiantes y sus comunidades.
Son los padres y madres de familia, docentes, estudiantes, autoridades educativas, comunidades y los que asignan los recursos financieros o en especie, quienes tienen que tener la conciencia de su importantísimo rol en el sector educativo, todos deben sentirse con la responsabilidad de formar seres humanos completos y competitivos en beneficio de los usuarios finales y de ellos mismos. Esto no se puede lograr si todos estos grupos trabajan de forma aislada, lo que resalta la importancia de crear estrategias de comunicación que permitan formar comunidades que entiendan sus propios contextos y respondan a éstos con coherencia y orden logrando así que quienes están en la etapa de formación reciban mensajes claros, sólidos y posibles de materializar.
Para lograr transformar el sistema educativo en México es fundamental poner atención en todo lo que el proceso de formación de individuos involucra y dejar de responsabilizar solamente a uno de los actores, principalmente al docente. Los padres y madres de familia, por ejemplo, tienen que involucrarse más en la educación de sus hijos, no basta con ayudarles a hacer la tarea o llevarles al colegio. Deben levantar la voz, comunicarse con la escuela o espacio de formación al que asisten para que esta contemple las necesidades e intereses de esta comunidad. La escuela, de igual manera debe hacer parte de su estrategia educativa la participación de padres de familia y habitantes que la rodean, enseñar en el aula lo que habilite a los estudiantes para identificar problemas de su entorno más cercano y resolverlos de manera útil y oportuna, lo que exige un entendimiento de su propio contexto.
Es bueno saber que existen empresas y personas que sienten un real compromiso por mejorar las condiciones del país por medio de la educación y que para aportar en este sentido se dan a la tarea de diseñar estrategias a favor del estudiante y los docentes pero que en muchos casos no toman en cuenta a los otros pilares del sistema educativo. Cuántas veces empresas de la industria privada o el mismo gobierno asignan recursos a las comunidades vulnerables, de buena fé, donando por ejemplo tabletas, aulas con tecnología, material didáctico, entre muchas otras cosas sin haberse cuestionado antes si esas eran las necesidades de la comunidad, si cuentan con conectividad o incluso electricidad o si los padres de familia están habilitados para explotar esos recursos en casa. Si tan solo estas iniciativas que bien, están diseñadas para agregar diversos valores a las comunidades, contemplaran a todos los actores que son parte del sistema educativo, millones de recursos se transformarán en iniciativas sostenibles y como consecuencia transformadoras.
Trabajar en equipo es una palabra que se dice mucho pero tengo mis dudas respecto a la capacidad de aplicarla en varias de las acciones que se implementan en el país, pues muchas de las iniciativas o programas nacionales de educación quedan en el olvido o simplemente no otorgan la posibilidad de desarrollar a México y los individuos que lo habitan.
La educación es sin duda una de las herramientas más poderosas pues es por medio de ésta que el mundo logra evolucionar en sus diversos sectores y posibilita a las personas para responder de manera asertiva ante los constantes y rápidos cambios; Por eso urge que implementemos soluciones de educación reales y contundentes en todo el país con especial interés en el sector que vive en condiciones vulnerables, que bien sabemos representa la mayor parte de la población mexicana.
La apuesta y solicitud a los lectores de esta reflexión es trabajar de manera conjunta, unir nuestras grandes ideas en varias soluciones poderosas que logren una transformación a favor de quienes reciben los beneficios. Todos tenemos buenas ideas y recursos valiosos que aportar, pero el verdadero cambio se dará cuando tengamos la capacidad de unir estos esfuerzos y convertir las buenas ideas en estrategias y rutas claras y transitables para las comunidades.
Expertos en el tema de colaboración proponen que se debe generar una interdependencia entre los miembros de las iniciativas: lograr que todos dependan del trabajo del otro. Ellos mencionan que esa será siempre la base sobre la que se logrará construir el significado de aprendizaje cooperativo, visión que resalta los beneficios de aprender en equipo y hace a un lado a las formas tradicionales e individualistas. Además no sólo es relevante para el desarrollo y aplicación de iniciativas educativas que impacten a favor del país y sus habitantes, se convierte en un reflejo ante los estudiantes que deben ser formados en esta tan importante competencia conductual.
Existen interesantes iniciativas a las que les hace falta voz y fuerza que antes de intervenir de cualquier modo, se dan a la tarea de conocer a profundidad los intereses de las comunidades en las que quieren incidir contemplando cultura, nivel socioeconómico, situación social, escolar, infraestructura, antecedentes educativos, fuentes de ingresos, geografía, situación emocional, etc… que se convierten en la inspiración y punto de partida de un equipo de trabajo que diseña estrategias a la medida y que aseguran la permanencia de las iniciativas pero sobre todo el verdadero desarrollo de la comunidad. El aplicar estrategias que no son diseñadas para los beneficiarios finales pueden generar frustración, enojo, desmotivación e incluso reforzar ideas arraigadas y no favorables para el individuo. En contraste, cuando se logran identificar problemas de la comunidad y se plantean soluciones y estrategias que nacen de ellas y para ellas el resultado es orgánico, medible y sostenible. Esto ayuda a motivar, inspirar y equipar a generaciones de estudiantes para que logran ver y transformar las oportunidades y así se interesen ante la idea de seguir estudiando y aportar dentro de su entorno.