Las marcas sostenibles han aumentado su facturación un 7% interanual, según el estudio de El Mercado de Marcas Sostenibles en España, elaborado por la Universidad Pontificia Comillas ICAI-Icade y la consultora Nielsen, que destaca que este tipo de marcas han crecido nueve veces más que las enseñas no sostenibles.
Con una cuota de mercado del 4,7%, este sector está en manos de los fabricantes, que copan el 80% de las ventas. Los distribuidores de momento no incluyen marcas sostenibles de forma mayoritaria en sus surtidos de marca propia (MDD), si bien, la tendencia es que la presencia de sellos en los productos de MDD crezca poco a poco.
El estudio refleja que las marcas sostenibles representan algo más del 6% de la facturación de los fabricantes, pero en el caso de la marca de la distribución su penetración es más reducida, el 2,5%.
El informe muestra cómo dos tercios del mercado de marcas sostenibles están en manos de los productos con sello FSC (gestión responsable de bosques), el cual atañe al continente pero no al contenido. Por su parte, la cuarta parte del mismo corresponde a los productos ecológicos.
Ante este reparto, se concluye que, al menos actualmente, el mercado de marcas sostenibles tiende a la deriva medioambiental y no tanto a la social. Por ejemplo, los productos de Comercio Justo representan apenas el 0,3%.
El consumidor tipo al que va dirigida esta industria presenta un hogar sin hijos y con pocos miembros y de clase media/alta, que compra 21 veces al año algún producto con connotación ecológica o social. Cada uno de esos hogares se gastó en marcas sostenibles una media de US$ 84,12 (68 euros) en 2013. El gasto total asciende a casi US$ 185,86 millones (150 millones de euros), que representa el 3,5% del total de gran consumo.
En 2013 los precios de estas marcas resultaron de media el 3,6% más baratas para sus compradores. A ello hay que añadir el esfuerzo promocional que disfrutan las marcas sostenibles, cuyo porcentaje de ventas en promoción alcanzó el 23% en 2013, un punto por encima de sus homólogas convencionales.
Fuente: Artículo publicado originalmente en Olimerca | @IQLatino
Imagen: mineriaurbana.org