“Cuando era niña, yo veía a mis amigos lastimando a sus propias mascotas y árboles, y hasta lastimando a otros niños. Eso me incentivó a difuminar la idea de una existencia armónica entre seres vivientes”
Morales Casanova demostró en 1995 que ella sería una gran catalizadora del cambio cuando creó HUNAB (Humanidad Unida a la Naturaleza en Armonía por el Bienestar, la Bondad y la Belleza), una organización sin fines de lucro para la educación ambiental. En ese momento tenía diez años, y tres años más tarde, ganó el Premio Nacional de la Juventud (México) por su propuesta para construir un área especializada en donde los niños y jóvenes pudiesen ser entrenados en temas ambientales. En los últimos diez años Morales Casanova ha ganado una gran variedad de premios nacionales e internacionales, finalizó su licenciatura en ciencias (Matemáticas), y también se ha entrenado en las áreas de planificación social, estrategias de conservación, liderazgo y acuicultura de agua fresca – áreas fundamentales para incrementar el impacto de su trabajo ambiental. Un gran enfoque de su proyecto es la participación de los jóvenes, ya que ella cree que todos – sin importar la edad – somos capaces de crear un cambio significativo. Bajo su liderazgo, HUNAB es manejada por treinta niños y adolescentes, de los cuales 80% son mujeres.
El Proyecto
Ayudando a los niños a construir un nuevo mundo
Por medio de su parque ambiental, la joven visionaria Maritza Morales Casanova espera fusionar una generación determinada al cuidado del frágil ecosistema de Yucatán, en México.
“Para mí, todos los que han nacido en el Yucatán tienen una gota de sangre Maya, y esto nos ayuda a visualizar ésta tierra como nuestra abuela, lo cual incentiva nuestro compromiso con ella,” nos explica la joven Maritza Morales Casanova (laureada Rolex 2012). “A veces, esa gota de sangre Maya está dormida dentro de los niños y todo lo que debemos hacer es despertarla.”
La península del Yucatán, al sureste de México, está bajo una presión avasallante a causa de sus dos millones de habitantes y creciente número de turistas. Sus aguas cristalinas, que fluyen a través de un caparazón de piedra caliza y sostienen una variedad de flora y fauna únicas sobre y bajo su superficie; se enfrentan al asalto implacable de la contaminación, la agricultura y el uso excesivo.
Morales Casanova es impulsada por una sensación de urgencia y la necesidad de que las próximas generaciones de mexicanos cuiden el medio ambiente y los recursos naturales de sus comunidades. A los diez años, Morales Casanova se sintió profundamente conmovida por la rudeza y la falta de respeto por la vida que veía a su alrededor. “Cuando era niña, yo veía a mis amigos lastimando a sus propias mascotas y árboles, y hasta lastimando a otros niños. Eso me incentivó a difuminar la idea de una existencia harmónica entre seres vivientes,” ella explica. “Eso significa que cada ser vivo tiene un una razón para existir en este mundo. Nosotros debemos respetar cada planta como si fuese la última, debemos cuidar a cada animal como si fuese el último, y debemos respetar a cada ser humano por igual.”
Esta remarcable filosofía de preocupación y resistencia la motivó a crear su organización para la conservación, HUNAB, en 1995.
Visión
Su trabajo para la conservación del medio ambiente ha originado una visión importante – que los niños, a su manera, pueden hacer tanto para salvar, proteger y sostener el mundo, como los adultos – y a veces más. “Cuando somos niños, tenemos una relación más íntima con la naturaleza y estamos más dispuestos a crear y participar con un compromiso genuino. Si durante la niñez encontramos razones para tomar acciones y servir a nuestra sociedad, esto se puede convertir en un proyecto de visa,” ella explica.
Morales Casanova comenzó organizando pequeñas reuniones con sus amigos, en las cuales les mostraba cómo sembrar plantas y cuidar a sus mascotas. Dieciocho años más tarde, su pasión no ha disminuido. HUNAB se ha convertido en una organización dirigida por niños y para niños, con un enfoque en aprender y compartir todo lo que pueden sobre su patrimonio ambiental, para poder salvaguardarlo. Ella les enseña que “sus manos pueden ser pequeñas, pero sus corazones son inmensos para preocuparse por la madre tierra”.
Los retos que la organización ha debido superar son increíbles. En el Yucatán, la pobreza es abundante, y muchos luchan diariamente para poder existir. El incentivo para explotar o destruir los recursos naturales es muy grande. La preocupación por el medio ambiente no se considera un problema primordial de la comunidad: pocas escuelas públicas mexicanas cuentan con los recursos necesarios para poder enseñar la materia, y las pocas que cuentan con esos recursos, no la enseñan. A causa de esto, el mensaje de Morales Casanova fue difícil de vender y se enfrentó con barreras tácitas – la idea de que sólo los gobiernos pueden ocuparse de los problemas ambientales, el prejuicio de que las personas mayores son las únicas que cuentan con sabiduría y experiencia, y la creencia de que el único desarrollo importante es el económico.
Sin embargo, su invocación del patrimonio y de las creencias Mayas, así como su convicción y persistencia, ayudaron a Morales Casanova a reunir aliados entre las compañías locales, negociantes, los medios de comunicación y otras autoridades que compartían su visión. Cada logro le proporcionó más energía – y cada contratiempo le dio el coraje para continuar, ella dice. ´
Hoy en día, ésta emprendedora social puede ver el fruto de sus sueños con la apertura de Ceiba Pentandra (Julio 2013) – nombre inspirado de un árbol sagrado Maya -, un parque para la educación ambiental de 7,600 m2 localizado en la capital de Yucatán, Mérida. Morales Casanova ha estado recolectando fondos para construir la infraestructura del parque.
En ésta tierra donada por la ciudad – con salones de palapas abiertos al aire libre – ella planifica llegarle a más de la mitad de todos los estudiantes mayores de cinco años en el Yucatán, para inspirarlos a ser emprendedores sociales y ambientales en un futuro.
“Una escuela normal en México no cuenta con educación ambiental,” dice ella. “El gobierno está intentando incluir algunos libros de información en el currículo – pero los profesores no tienen materiales para enseñar.”
En Ceiba Pentandra, el aprendizaje será experimental y divertido. “Cuando a los niños se les dice solamente que planten un árbol, ellos no aprenden lo que es un árbol, ni cómo creció de una semilla, ni cómo cuidarlo. La acción de plantar un árbol no tiene ningún impacto si no creamos valores. Pero si las personas aprenden desde la niñez a ser parte de la solución, y a amar a la naturaleza y a sus comunidades, cuando crezcan serán verdaderos líderes. Eso es lo que nuestro mundo necesita. Verdaderos líderes que se sientan responsables por el medio ambiente,” ella dice.
Manantial de toda la vida
En el Yucatán, donde el agua subterránea es manantial de toda la vida, estudiantes de Ceiba Pentandra aprenderán a convertirse en una gota que encontrará su camino por medio de un laberinto de pasajes y proyectos subterráneos. Ellos experimentarán cómo el agua sostiene al mundo, las plantas y los animales; cómo se contamina hasta no ser apta para ningún uso. El aprendizaje vendrá de sus compañeros, y no de maestros. El corazón de este proceso de aprendizaje, estará la visión de Maritza – una educación ambiental en la que niños enseñan a niños por medio de juegos y experiencias prácticas. “Los niños participan porque ellos ven a otros niños siendo líderes; es como hablar el mismo idioma.”
Los salones de palapas, que están en construcción, mostrarán varios temas ecológicos: el cambio climático, la conservación de humedales, la protección de la fauna, el reciclaje de desechos y la artesanía natural.
Los palapas tienen una estructura de metal resistente para soportar huracanes y están techados con maderas locales y hojas de palma. Una vez que se encuentren los patrocinadores necesarios, se construirán también una biblioteca ambiental, un laboratorio, un centro de formación de acuicultura, un auditorio, un museo, un teatro al aire libre y un dormitorio.
A pesar de que su área de enfoque es el Yucatán, Morales Casanova cree que su idea tiene valor a nivel mundial. “Es esencial comprometer a los jóvenes a cuidar su medio ambiente si queremos lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, y para asegurar el desarrollo sostenible para las generaciones futuras. México – así como otras regiones del mundo – tiene una cultura de proveer a los niños con información, pero raramente les ofrece la oportunidad de crear, de proponer, y de tomar sus propias acciones.”
Para Morales Casanova, vivir en armonía con el mundo significa crear las acciones correctas y tener los valores y el conocimiento para informar esas acciones – valores que absorbemos durante nuestra juventud.
Página Web: http://www.hunab.org.mx/
Twitter: @hunab_mexico
Traducción de Marcela Colmenares | @IQlatino – Rolex Awards
Fotos: Rolex Awards / François Schaer