El marketing ecológico es un tipo de mercadeo, descendiente directo del mercadeo social, que consiste en la adaptación de capital y esfuerzos para dar un enfoque ambiental a la empresa tanto en lo social como en lo corporativo.
Con esta estrategia se busca diseñar una política de marketing que minimice su impacto negativo sobre el medio ambiente y, a su vez, satisfaga las necesidades del consumidor verde.
Para Antonio Chamorro, profesor y especialista en el área de mercadotecnia y marketing ecológico, este tipo de consumidor es o aquel consumidor que “manifiesta su preocupación por el medio ambiente en su comportamiento de compra, buscando productos que sean percibidos como de menor impacto sobre el medio ambiente”.
Generalmente, el consumidor verde es aquel que está dispuesto a pagar un mayor precio por productos de tipo ecológico o también será quien rechace comprar productos más contaminantes, aunque hay consumidores verdes que adquieren ambos tipos de productos y así satisfacen su comodidad y su economía.
El marketing ecológico, también denominado marketing verde, medioambiental, marketing sostenible o ecomarketing, nace como la respuesta empresarial para este consumidor relativamente “nuevo” (en cuanto a visibilidad corporativa).
Para Chamorro, el marketing ecológico se subdivide en dos estrategias: las del área social y las del área empresarial. La primera es realizada por instituciones sin fines de lucro con el objetivo de “difundir ideas y comportamientos medioambientales deseables”
La segunda estrategia, por su parte, está ideada para enfocar los esfuerzos internos en ofrecer productos y servicios que generen menor daño al medio ambiente. A este esfuerzo se suman los cambios que la empresa realice en la fabricación y distribución de dichos productos.
En cualquier caso, ambas estrategias están diseñadas para contribuir al desarrollo sostenible de una región o nación, permitiendo que el cliente pueda satisfacer sus necesidades ambientalistas. Así, Chamorro indica que el marketing verde tiene tres funciones principales:
- Redirigir la elección del consumidor.
- Reorientar el marketing de la empresa.
- Reorganizar el comportamiento corporativo.
Todo este cambio se debe dar a sabiendas que en la sociedad actual el nivel de consumo no descenderá. El desafío es cambiar la forma de consumo. Es necesario que la empresa se vincule con el cliente en la búsqueda de soluciones a los problemas ambientales. Un consumidor preocupado es un consumidor menos contaminante.
Ofrecer productos menos dañinos y a un precio accesible es una buena forma de fomentar el marketing ecológico. Así, la empresa podrá mantener su competitividad a la vez de comercializar su marca y ser ecológica y socialmente responsables.
Fuente: A tu alcance