El poliestireno expandido recibe muchos nombres distintos en toda América Latina. En México le dicen unicel, en Colombia lo llaman icopor, en Argentina se le conoce como telgopor y en Venezuela lo nombran anime. El caso es que hasta ahora se había pensado que este material no era susceptible de reciclaje. Pero alumnos de la Facultad de Ingeniería de la UNAM crearon una máquina que puso punto final al mito.
Tras ganar el Premio Santander a la Innovación Empresarial, estos estudiantes emprendieron el desarrollo de la tecnología que puede renovar el uso del poliestireno expandido (EPS).
El proceso consiste en ingresar el material en su forma original (vaso, lámica, etc) en la máquina, que lo triturará para depositarlo en un contenedor donde con resistencias eléctricas es derretido. De ahí sale como tiras de espagueti, pero de plástico rígido. Se deja enfriar para triturarlo y empacarlo. Ahora es materia prima para cualquier producto de la industria plástica.
“Ya no vuelve a ser poliestireno expandido, el proceso le quita el ‘expandido’ y lo transforma en poliestireno”, explica Héctor Ortiz, uno de los tres jóvenes que iniciaron este proyecto innovador en 2011. A él lo acompañan Jorge Hinojosa y Enrique Estrella.
De acuerdo un análisis elaborado por la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ) de México, la huella de carbono que producen 6.000 vasos de EPS equivale a las emisiones que genera el viaje en avión de una persona del Distrito Federal a Ciudad del Carmen, Campeche: un traslado de aproximadamente 771 kilómetros.
Ortiz menciona que uno de los aprendizajes más importantes adquiridos de ésta institución educativa es buscar soluciones en favor de la sociedad y el medio ambiente. Con ese fundamento, añade, su proyecto incide en ambos puesto que no existía en el país una tecnología para reciclar el material. Ahora su prototipo es capaz de reducir alrededor de 90% la huella de carbono asociada al poliestireno expandido que recicla.
“El unicel no es un producto que se pueda sacar del mercado porque las alternativas existentes, y que además no se producen en México, son hasta tres veces más caras que el poliestireno expandido”, refiere Ortiz.
Por lo tanto, el objetivo de su proyecto es aplicar en México, y en cualquier país en vías de desarrollo, refiere, este tipo de tecnología para que las personas sigan utilizando el material.
Fuente: Artículo originalmente publicado en La Crónica de Hoy | @IQLatino
Imagen: www.industriasclimber.com