La industria editorial sigue aferrada a la definición de “libro” de la Real Academia de la Lengua: “Conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen”. Sin embargo, desde los márgenes del sector cultural empiezan a surgir proyectos que prefieren ignorar todas y cada una de las definiciones de libro de la RAE. Y menos mal. Este es el caso de Música para camaleones. El black album de la sostenibilidad cultural, un proyecto de Trànsit Projectes.
#MPC – etiqueta como se conoce en el proyecto en Twitter e internet – podría ser un libro. Hay una edición en papel a la venta, editada con cariño y buen gusto. Sin embargo, #MPC es mucho más. Para empezar, existe una descarga libre en formato digital. Y lo más interesante: #MPC es más que un formato y más que un contenido. Es un proceso. Es un laboratorio de voces. Es un nuevo imaginario. Es una plaza multimedia. Es un espejo fragmentado de la era red. Es una excusa colectiva para el debate y la co-creación. Es una secuencia de seminarios, encuentros, debates y talleres. #MPC, en palabras de sus propios autores, es “un conjunto de experiencias que se presentan como una manera de entender lo que se ha hecho y se está haciendo en España en cuanto a prácticas de gestión y producción cultural alternativas e innovadoras se refiere”.
Por las páginas físicas (átomos) o digitales (bits) de #MPC parecen deambular algunas preguntas que muchos prefieren evitar. ¿Cómo le ha afectado a la cultura la llegada de las redes? ¿Cuál es el modelo de negocio en esta nueva era? Y Trànsit Projectes, ante la inexistencia de respuestas definitivas, construye una plataforma compartida que nos devuelve una respuesta coral, diluida, transversal, en constante estado beta. Y nos propone un viaje dividido en cinco tracks: Redes Geniales;Periferias como centros;Colaborar-Cooperar-Coproducir; Ser Viajero, no viajante y Serendipia. En el prefacio, encontramos la justificación del título. El camaleón – su arte de adaptación, de camuflaje, de cambio, de fusión- simboliza como nada al agente innovador de la cultura de nuestros tiempos. Mientras el mercado y la industria cultural apenas se reflejan en el espejo de las redes, el camaleón cultural se adapta, innova, dialoga con otros colores-realidades.
Inmersos en los tracks de #MPC escuchamos todo aquello que la industria parece no querer oir. José Ramón Insa Alba (@culturpunk) nos susurra que las redes son espacios para “forjar sueños más allá de los discursos”. Susana Zaragoza (@susanajorgina) incita a la creación de “otros momentos sociales, abiertos, emancipadores, redes para la experimentación y la inteligencia colectiva”. Pedro Soler (@pedrosoler) grita sin miedo que “las instituciones culturales son la expresión de formas de pensamiento ancladas en prioridades distintas a la creatividad”. Ricardo Antón (@ricardo_AMASTÉ) afina bien la necesidad de “mejorar e innovar en los procesos colaborativos”. Juan Insúa (@CCCBlab) tararea que la cultura es “una mesa de trabajo y experimentación llena de provetas y frascos llenos de esencias”.
Textos-imaginarios, textos-teje-redes, textos-cascada que desmontan la visión monolítica de la cultura como producto o de la cultura como mercado. Palabras en red que llevan a la cultura hacia horizontes y paisajes desconocidos. #MPC, su heterogénea sinfonía de voces, nos convencen que la cultura en la era de las redes es el laboratorio donde se cruzan los nuevos prototipos de la economía, la política o la investigación. Por eso, #MPC estudia 29 casos concretos de cultura desarrollados en el Estado español. Y nada como un base rítmica de realidad para entender que algo muy profundo está sacudiendo la cultura.
Por un lado, las fronteras físicas dejan de ser un muro, como lo prueban proyectos como Inteligencias Colectivas (que desarrollan proyectos en nueve países de Europa y América Latina) o LabLatino (que trabaja en cinco países iberoamericanos). Por otro Bookcamping.cc (una biblioteca digital de libros libres) o Think Commons (un espacio digital de debates audiovisuales) resaltan la mutación de los formatos físicos. También destaca en #MPC el auge del procomún cultural como un paradigma que sobrepasa la gestión pública o privada, con proyectos como La Tabacalera (centro social autogestionado) o Goteo (plataforma de financiación colectiva de proyectos de código abierto). Aunque si yo tuviera que destacar un aspecto de los proyectos retratados en #MPC no tendría muchas dudas: la transversalidad. La innovación cultural es lateral, híbrida, bastarda, oblicua. Todo por la Praxis (urbanismo en red), Zemos98 (cultura-remezcla) o Derivart (hacktivimo económico) nos muestran la espectacular redvolución transversal que está fraguándose en todos los rincones del Estado español. Definitivamente, la España expandida, glocal, innovadora y crisol de las culturas de todo el mundo tiene poco que ver con la marca España promovida desde el Gobierno.
Mientras los ministerios e instituciones culturales del pasado siguen obsesionados por la rentabilidad de los proyectos, la cultura se mueve. Y los camaleones caminan mutando, reflejados en el arco iris de su propio movimiento.